Hablando entre amigos
Javier Orozco Alvarado*
El PRI y la última llamada a la reconciliación
Históricamente el PRI enarboló por casi cien años la bandera de ser un partido emanado de la revolución mexicana, con una importante base social y cercano a las necesidades del pueblo de México; mientras que el PAN, desde su fundación en 1939, fue identificado con los intereses de las élites económicas y eclesiásticas que se oponían a la transformación económica, social y política del país.
La falta de visión de su actual dirigente, “Alito” Moreno, ha llevado al PRI a la peor de sus catástrofes al establecer un pacto político con sus principales enemigos ideológicos y políticos, al margen de la militancia, de las principales figuras y de los liderazgos que rescataron a México del control que mantuvo el PAN durante dos sexenios.
La arrogancia, egolatría e ineptitud de “Alito” ha llevado al PRI casi a su extinción, lo que ha obligado a las más emblemáticas y añejas jerarquías de ese partido a intervenir de diversas formas para rescatar lo que aún queda de ese instituto político y replantearse la manera de mantenerse vivo y seguir dando la pelea como una opción que, aunque moribunda, tiene todavía el respaldo de una parte importante de su militancia.
Los escándalos de corrupción, enriquecimiento inexplicable y tráfico de influencias en los que se ha visto envuelto el dirigente nacional del PRI, así como el rechazo a su gestión por varios de sus exdirigentes, están poniendo a tambalear su participación en la Alianza Va X México que encabeza el empresario Claudio X González. Sobre todo porque, desde la Cámara de Diputados, en donde se aprobó recientemente la iniciativa de la Guardia Nacional para ser analizada por comisiones en el Senado de la República, comienzan a surgir voces de priistas que apoyan la propuesta de seguridad del presidente.
En opinión de muchos analistas políticos, un cambio en la postura de los legisladores en la Cámara de Senadores en favor de la incorporación de la GN a la Secretaría de la Defensa Nacional, significaría el fin de la Alianza Opositora y la Moratoria Legislativa, en las que el PAN y el PRD siguen firmes para oponerse a la estrategia de seguridad que propone el presidente de la república. Sus argumentos, al igual que la de algunos ideólogos conservadores, es que implica la militarización del país; lo que resulta extremadamente hipócrita si tomamos en cuenta que durante el gobierno del panista Felipe Calderón el país estuvo verdaderamente militarizado.
El llamado del presidente Andrés Manuel a que el PRI retome el rumbo de sus principios históricos e ideológicos, es el último llamado para que este partido vuelva a ganar la simpatía de su electorado y reivindique sus orígenes revolucionarios, sumándose al proceso de cambio que requiere el país en favor de la seguridad y de las reformas constitucionales que se requieren para la democratización de la vida política nacional.
*Investigador de El Colegio de Jalisco, A.C.
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