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gloria patricia aceves
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Espacio ecléctico

Gloria Patricia Aceves Ramos
gloria patricia aceves

¿Chavorruco?

Curioso, muy curioso este término que engloba una dualidad, que se ha puesto de moda, y que pasó rápidamente, de ser una palabra peyorativa, a ser aceptada y, por tanto, asumida por la sociedad. Y aunque este adjetivo, no sea reconocido por la Real Academia de la Lengua Española, como buenos mexicanos, ya lo incluimos en La Academia Mexicana de la Lengua, y que a la letra dice lo siguiente:

El término “chavorruco” se emplea para referirse a una persona de edad avanzada que, a la manera de los jóvenes, actúa y se viste según la moda”

De entrada, esta palabra me parece que, como muchas otras, en nuestro florido lenguaje, tiene una carga que bloquea, y da una directriz de cómo no debe de ser el comportamiento de un hombre que quizá pase de los 40 años de edad. Pero ¿Quién determina cómo se debe de comportar o vestir un adulto? ¿Acaso es malo vestirse de una manera que haga que la persona se sienta bien, aunque no necesariamente sea un adolescente?

-Mi papá es un chavorruco- dijo avergonzada una alumna en referencia a su padre hace algunos años, cuando una servidora, era maestra a nivel bachillerato. No tuve que recurrir a un diccionario para inferir el significado del neologismo, al menos para mí, era evidente. Entendí en ese momento, una suerte de epíteto que el individuo en cuestión cargaría de una manera obligada hasta no cambiar su condición social, lingüística y de vestimenta.

Yo quisiera entender, que el paradigma masculino no tiene que ver con aspectos tan simples como el lenguaje, el tipo de ropa, la cronología, que hasta parecen superficiales, quiero  entender que al ser humano; no se le debe etiquetar a no hacer por aspectos mucho más relevantes, y que haciendo uso de una libertad inherente a todos los individuos, podemos elegir y tomar decisiones sin que estas queden permeadas por cuestiones simplistas como el  término que da el título a la presente columna.

Si una persona se siente identificada con una manera de ser juvenil, está bien, si se siente en cambio con deseos de portarse “formal” está bien. Aquí no hay recetas, trucos o resultados exactos. A donde quiero llegar, es a crear conciencia que ni la sociedad ni las leyes determinan nada al respecto, pero que hay factores culturales lingüísticos, que se encargan de devaluar aspectos de la vida del ser humano. Debemos aprender a navegar en un mundo que igual que las personas, el lenguaje se volvió, apático, agresivo, insensible, y etiquetador, y que es tarea de cada uno aceptar o simplemente ignorar lo que sabemos que no es válido.

Para quien escribe esto no lo es, no más chavorrucos, marimachas, madres solteras, mariquitas, feminazis, nacos, niñas fresas, jotos, etc.

Somos personas, creativos, hombres y mujeres que construimos estructuras sociales. El lenguaje construye, pero también destruye, y parece que nos empeñamos en esto último.

Sé quién desees, vístete y habla como creas que está bien para ti, sé libre, opina, participa dentro de tu entorno, pero por favor, no te dejes llevar por palabras que pretenden determinar, y no dejan que  seas una persona en pleno  ejercicio de su libertad.  No más esa palabra tan fuera de contexto cómo la de “Chavorruco”.

Gracias por leerme, estoy a sus órdenes en [email protected]

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