Observando

Tejido de paz social
Guadalajara, Jalisco. La paz no es estática, ni un destino, ni casualidad, es construcción social, en el imaginario popular la paz se vive desde el sentir de las personas de su día a día con una meta comunitaria que es “vivir en paz”, “dormir tranquilo”, “tener trabajo”, “tener salud”, “que haya educación”, “que no haya más balaceras, ni desaparición de personas”.
Sin embargo la paz como un proceso de construcción constante, es un arte de gobernanza diseñado metafóricamente como un tejido social de diferentes hilos multicolores, dónde convergen equilibrios políticos y éticos, basados en la justicia, respeto mutuo y dignidad.
Cuando hablamos de paz evocamos la riqueza de nuestras culturas, tradiciones, costumbres, ideas, emociones y sueños que entrelazados con respeto y dignidad, pueden formar una obra pacificadora de paz.
Cada hilo del tejido social representa y entraña una acción consciente: una palabra amable, un gesto solidario, un acto de justicia. La paz se construye desde lo cotidiano, desde lo pequeño. No se impone con fuerza, se cultiva con paciencia y entereza. En este tejido todas las personas cabemos.
En tiempos de conflicto, es preciso volver a tejer, hay que deshilar y volver a hilar con perdón, diálogo, restauración social para volver a reparar el tejido social.
Tejer la paz social es un llamamiento a reconocer la humanidad en la otredad. Es conveniente entender que la diferencia no divide, sino que enriquece; que solo desde la diversidad, inclusión y el respeto al pensamiento de otra persona se puede construir en la base de la dignidad humana para que la convivencia social se pueda sostener, se aspira a una paz social con instituciones justas y principios de equidad que sean aceptados por la mayoría ciudadana, donde la comunicación y participación de las personas sean el detonante para que el cambio pacífico social sea duradero.
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