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Roque Albin Huerta
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Generalidades

José Roque Albín Huerta*

Tú joven, ayudas a un viejo, mañana recibirás la misma ayuda

(El Cape) 
Roque Albin Huerta

No debe ser…

El envejecimiento es un proceso gradual y continuo de cambio natural que se inicia en la edad adulta temprana. Durante la edad mediana temprana muchas funciones del cuerpo comienzan a disminuir gradualmente. No hay una edad determinada que convierta al individuo en un anciano o en una persona de edad avanzada.

Tradicionalmente, la edad de 65 años se considera como el comienzo de la vejez, pero el motivo de esta consideración no se fundamenta en la biología, sino en la historia, hace décadas que, la edad de 65 años fue elegida como la edad de jubilación en Alemania, el primer país en establecer un plan de jubilación, esta edad es cercana a la edad real de jubilación de la mayoría de las personas que viven en sociedades económicamente desahogadas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, clasifica la edad adulta de la siguiente manera: adulto joven, de 18 a 44 años; adulto medio, de 45 a 59 años; adulto mayor (o anciano joven), de 60 a 74 años; anciano, de 75 a 90 años; y anciano longevo, a partir de los 90 años, las personas se preguntan a menudo si lo que están experimentando al envejecer es normal o no, aunque las personas envejecen de forma distinta, algunos cambios son el resultado de procesos internos, es decir, por la edad en sí misma.

Fisiológicamente, estos cambios, aunque no deseados, se consideran normales y se denominan, en ocasiones, envejecimiento natural, estos cambios se producen en todo el mundo que vive lo suficiente, esto, es parte de la definición de envejecimiento natural, aunque en algunos casos no se quiere aceptar esta realidad, son cambios esperados y por lo general inevitables.

En otro orden de ideas, hay hijos que se alejan de sus padres por qué no perdonan eventos del pasado, están resentidos y llenos de odio no tienen la capacidad de comprender las razones, y se hunden en su propio rencor sin considerar que eso hace mucho daño porque además no pueden vivir en paz, son desconsiderados y se olvidan que también serán padres y que pueden pasar por tan dolorosa situación, pues generalmente las vivencias familiares se repiten y probablemente pasarán por lo mismo, se alejan sin explicación y dañan profundamente a sus padres, es un acto imperdonable pues lo primero es ser agradecidos por la vida que les dieron.

Ahora bien, existen diversas formas de mostrar el rechazo a un anciano o adulto mayor ya que, con frecuencia se presentan en forma de agresión física, abandono, indiferencia, criticándolo por desaseado o alguna otra causa, suministro exagerado de sedantes o negligencia en la alimentación, el cuidado en general, lo que atenta contra la integridad del anciano totalmente dependiente o inmovilizado, se considera que estas situaciones pueden manifestarse en el ámbito de una familia, como una continuación a una situación previa de maltrato.

Un buen trato al adulto mayor, es comprender que, los cambios sociales, económicos, sicológicos pero especialmente las alteraciones vitales de la mente, se van presentando en forma paulatina e ineludible con el correr de los años: las diferentes etapas se van sucediendo como en una película, primero la escuela, luego el acceso al trabajo, el matrimonio, la llegada de los hijos, las enfermedades, la muerte de familiares, el retiro jubilatorio, etc., todo significará sucesivos períodos de transición, que requerirán de una adaptación paulatina y constante, no olvidar que, el estrés sicológico mayor o menor, condicionado por los cambios, estará de acuerdo a las experiencias y situaciones vividas hasta el momento.

Darles un trato y vida digna atendiéndolos con excelencia en la asistencia a los mayores se da en cosas tan sencillas como en escucharlos, llamarles cómo les gusta ser llamados, comunicarse con ellos, sentarse cerca, tomar sus manos si lo desean, vestirlos dignamente, cerrar una cortina para respetar su intimidad, etc., en definitiva, considerarlos y tratarlos con amor, respeto y agradecimiento por sus enseñanzas de vida.

Finalmente, la tranquilidad es una emoción donde estamos en un estado de calma, nos sentimos en paz, percibimos que nuestra vida está en equilibrio con nuestro mundo interior y exterior.

rector general del Centro Universitario Uteg*.

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