Observando
Patricia Alvarado
“Llega el momento en que el silencio es traición.”
Martín L. King
No a la paz silenciada
Guadalajara, Jalisco. No importa el estrato social en que se viva, para el crimen y la delincuencia no hay barrera que se oponga para lograr su fin.
La permisividad de la violencia ha hecho que Jalisco y México entero se conviertan en el botín de unos cuantos, porque la apatía e indiferencia de muchos permanece estática ante la paz sintética que se vive y pervive con singular normalidad.
La capacidad de asombro ha desaparecido, las balaceras, levantones, secuestros, asesinatos, robos, feminicidios hacen escarnio de las personas que claman garantía y protección del derecho a la seguridad pública.
Preocupa que el tema de la violencia y las armas se naturalicen ante un discurso político del “no pasa nada”.
Suponer que a la violencia y a la delincuencia se abate con la milicia es una suposición reductivista, el trabajo para reducir los índices de violencia y delincuencia es operar con cero impunidades, darle sostén a las denuncias con un aparato público que se aboque y cumplimente investigaciones y judicialización de las carpetas de investigación.
Con un país dividido y polarizado como lo es hoy México, las agresiones son el acicate conveniente para la clase política, al aventarse la bolita de la seguridad unos a otros y dejar en total indefensión a la ciudadanía.
Jalisco, en el marco del Día Internacional de la No-Violencia fue víctima de la violencia delincuencial; en Plaza Andares se dio una refriega de balazos entre criminales y la Sedena, donde los daños colaterales se hicieron presentes, donde resultó una persona fallecida y varios heridos, y en distintas partes de municipios de Jalisco también personas fueron asesinadas como el maestro y periodista Víctor Manuel Mendoza Trujillo que falleció a consecuencia de dos disparos en la cabeza por robarle su camioneta noticia que trascendió por redes sociales, y otras tantas personas que con su sangre derramada hacen un clamor de Justicia.
Necesario un llamamiento al Gobierno del Estado, a la Fiscalía del Estado de Jalisco, a las comisarías de todos los municipios, para que trabajen coordinadamente en pro de la seguridad de todas las personas jaliscienses, se exigen resultados. Jalisco no puede seguir con una paz sintética, no se puede seguir permitiendo que maten gobernadores hasta a la más humilde persona de a pie. Todas las vidas valen, y como dijera un día el que hoy gobierna en Jalisco: “Si no puede, deje su cargo”.
No más paz simulada, no más paz a modo, es necesario que desde todos los órdenes de gobierno respondan a la ciudadanía con una reingeniería en seguridad pública, que la paz deje de ser un botín político y de discurso y que se trabaje eficazmente para abatir el crimen, la delincuencia y la violencia que están en su máxima normalización por las autoridades correspondientes.
No más paz silenciada.
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