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La inflación y los inflados

Blanca Nieves Palacios Barreda
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Blanca Nieves Palacios Barreda

La inflación y los inflados

De siempre nos hablan de la inflación los gobernantes en turno, a través de sus secretarios de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y, generalmente lo que significa es que, los precios aumentaran y, háganle como quieran los ciudadanos consumidores.

Nos dicen que, al mes de marzo dicha inflación aumento a 7.45% y al 7 de abril la inflación está en rojo, a pesar de que el pronóstico del Banco de México era aproximadamente de un 3%.

No es de dudarse que, esos eran los deseos e intenciones del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pero habrá comprobado ya que, esa frase de: “querer es poder”, no siempre suele estar apegada a la realidad; sobre todo, cuando no se tiene el poder.

Ser realista es aceptar como mexicanos que, aquí esos 3 poderes que se contemplan en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, han sido rebasados, quedando como poderes efectivos: el militar, empresarial y el de los cárteles de la droga y/o delincuencia organizada, que son los poderes fácticos que padecemos y no vemos forma de poderlos combatir como ciudadanos comunes, ni el gobierno mismo, con las herramientas que cuenta que, para ser claros ignoramos cuales serán.

Los militares, han sido respetados hasta la ignominia por los presidentes en turno, y en cada sexenio ha habido hechos que así lo demuestran; mucho se ha escrito sobre la complicidad que ha existido entre miembros del ejército y esa delincuencia organizada que parece ser incombatible e inacabable. 

Resulta difícil de creer que, con el armamento del que dispone el ejército y la inteligencia militar, los dirigentes de los cárteles se hayan apoderado de casi todo el país, se lo reparten, se lo pelean, como si el territorio nacional fuera de su pertenencia; despojan a campesinos de sus tierras para hacer sus sembradíos y en muchos casos los obligan a convertirse en sus peones, so pena de muerte y tortura.

Los empresarios, son quienes deciden en gran medida, el ritmo de la economía, y podríamos aventurarnos a decir que son quienes deciden, a quien le dan la silla presidencial en México; ellos son los concesionarios de muchas de las riquezas que existen en nuestro país: carreteras, medios de transporte aéreos, ferroviarios, minas, productos marítimos; ganadería, agricultura y las grandes empresas son de su propiedad.

En esas empresas donde se venden artículos de toda índole, al precio que ellos mismos imponen, así como en los supermercados, donde la inversión extranjera predomina, suben los precios a su antojo; se vanaglorian de “dar miles de empleos a mexicanos”, lo que no dicen es que les pagan una miseria, a la vez que les exigen mayor eficiencia.

No dicen que, en algunas de esas tiendas propiedad de millonarios mexicanos, las empleadas en su necesidad, trabajan solo mediante el pago de comisión por venta que hagan y, pueden ser despedidas en cualquier momento, sin remuneración por despido o mediante una cantidad de ofensa.

A esto habrá que agregar que, es tal el control y la influencia de los empresarios y la necesidad de los trabajadores por conservar su empleo que, en tiempos de elección la, soterrada inducción a votar por quien ellos deciden es una realidad, so pena de quedarse sin empleo.

Cual es la protección  oficial y legal con la que los trabajadores  hoy por hoy cuentan, cuantas huelgan ha habido en los últimos sexenios en las que, la Junta de Conciliación y Arbitraje haya dado la razón a los empleados; en las mismas Instituciones de gobierno, las prestaciones de los trabajadores simplemente han sido borradas de los Contratos Colectivos de Trabajo, tal es el caso del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

En estas Instituciones de atención a la salud, han perdido hasta sus jubilaciones, sus condiciones laborales son deplorables, tanto en perjuicio de médicos y enfermeras, como de los afiliados a esas Instituciones; el otorgamiento de base según lo señala la Ley Federal del Trabajo es letra muerta y, pueden estar laborando años y ese derecho no se les da; en tanto los líderes del sindicato, se ocupan mas por ocupar curules en el Congreso de la Unión que en el beneficio de sus agremiados.

Los afiliados a estas Instituciones de salud que, habiéndose pagado cuotas patronales y del trabajador por años, ante las deficiencias que son cotidianas y la recurrente falta de medicamentos, nada se puede hacer, porque no hay quien ponga orden, para un desempeño eficiente de sus trabajadores en beneficios de los enfermos. 

En otras dependencias de gobierno es común que, a los trabajadores se les obliga a firmar contratos por escasos meses, renovándoselos o poniéndoles fin, a complacencia y decisión de sus jefes inmediatos, siendo costumbre ya que, a finales de noviembre se les terminan sus “contratos”, evitando así cubrirles aguinaldos y otro tipo de prestaciones; para donde se voltee, las violaciones están a la orden del día y esa esperada 4ta. Transformación se va difuminando día con día.

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