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Tiempos de Cambio

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¿Y quién es usted?
Por: José Ruíz Mercado

Historia con ciclo. Lugar común ya es mencionar el como los inicios y fines de
siglo traen movimientos en todos los ámbitos sociales. Esto lo han estudiado los
teóricos de todas las esferas del conocimiento.
Llevamos veinte años desde que se dijo la entrada a un nuevo siglo. Veinte años
en donde hemos vivido de todo, pero, en el fondo nada nuevo. La recomposición
del veinte trajo guerras, epidemias, conflictos económicos.
En el territorio del arte también se dieron cambios: Cubismo, futurismo,
dadaísmo, estridentismo, surrealismo, jazz. Dirían algunos teóricos: la
deconstrucción social y las contradicciones en las diversas teorías marxistas.
Con el paso del tiempo se quedó una parte de los autores, lo más probable
estén por ahí algún autor no estudiado, su obra, seguramente esté perdida,
escondida para un investigador acucioso quien nos diga, falta esta, falta detalles a
revisar.
También es lugar común. En la tipología de la producción artística tenemos tres
tipos de obra a estudiar: Los contestatarios, quienes se atreven a cuestionar
estructuras. Los seguidores de estos, quien, con una óptica más precisa, analítica,
hacen su propuesta de cambio. Un tercer grupo, quien continúa el camino ya
aprendido de los segundos. Aparece socialmente como quien propone lo
novedoso; de los tres, los segundos son conocidos, los terceros reconocidos.
La teoría falla. No es tan estricta. La composición social, digamos, los conflictos
internos de los grupos sociales suelen romper estos ciclos de la historia, provocan
estructuras de poder y de ser contestatarios, se convierten en hegemónicos. La
dialéctica de la historia.
Este siglo nos ha traído una forma más. Con la llegada de las redes sociales nos
han llevado a jugar un tanto perverso. Producto de la mercadotecnia, llegamos a
provocar grupúsculos (la figura del grupo intelectual, aquel cuya propuesta era afín
en lo colectivo se perdió) sin idea de lo colectivo. Nace entonces otra figura. Lo
mediático.
De este panorama algo tiene que salir. Los factores de cambio se dan. Los
juegos del hacer, las reglas, son otras. Nos falta revisar la nómina de autores con
su obra para abrir la ventana y nos entre el sol.
La revisión inicia. La preocupación de unos ha llevado a generar una nomina de
obra y autores. Primero llegaron las antologías. Ya habían nacido las revistas, se
requería ahora dar una formalidad.
Importante decir quién se queda en este nuevo siglo. Finalmente, la obra define
al autor. Los años se vienen, los autores se van. Los símbolos nos dejan, el siglo
corre con prisa. Para prueba la partida de Carlos Martínez Rentería, icono de la
cultura contestaria en México.
Nombres, autores cuya presencia, obra, acción, escribe las páginas del
acontecer, la importancia, alguien lo tendrá que decir, los investigadores con sus
letras, quienes se adentran en la obra: Silvia Quezada, Pedro Valderrama, son
pocos quienes se han lanzado a la aventura de ubicar obra, tendencia, autor.
Las revistas, la materia prima de los investigadores: Péñola, Tinta, Colera, Va de
Nuez. Con sus personajes: Raúl Caballero, Juan Enrique Rodríguez Benítez,
Rosario Orozco. Luego los antologadores: Carlos Prospero, Dante Medina.

Llegamos a la primera vuelta. Esa en donde el siglo pasado nos provocó
grandes cambios. En este todavía no alcanzamos a ver quien se queda, quien se
olvida, hasta donde llegamos.
Nombres están con su visión y su mundo. Enrique Macías, Arturo Suárez, Raúl
Bañuelos, Raúl Caballero, Carlos Prospero, Eloísa Chávez, Guadalupe Mercado,
Esperanza Gama, la nómina es alta. Los estudios pocos.
¿Quién se queda? ¿Quién apuesta más allá de lo mediático, de la reunión de
amigos, de eso, que se llamó en un tiempo el club del cebollazo mutuo, y hoy se le
conoce como manita arriba?

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