SOLO PARA QUE TE ENTERES
Blanca Nieves Palacios Barreda
Sabido es que, la educación en México carece de lo más importante, el irrestricto apoyo de las autoridades, tanto a nivel federal como estatal y municipal; tan sabido como aquello de que, un pueblo ignorante es más manipulable.
Esto, lo hemos vivido hasta la saciedad, la notoriedad se acrecienta justamente en períodos electorales; por décadas hemos visto como los ciudadanos reglan su voto por una despensa, unas monedas, unas láminas, una camiseta o cachucha, legitimando con su voto en el poder, a los propios causantes de su desgracia y pobreza.
En los programas de los candidatos a cualquier puesto, poco o nada se habla de la importancia de la educación; basta con ver quienes han ocupado la Secretaría de Educación Pública (SEP), políticos sin la menor preparación en ésta importante área, que solo ven el puesto como una manera de acrecentar sus fortunas.
José María Albino Vasconcelos Calderón (1882 – 1959), mas conocido como José Vasconcelos, abogado, educador, político y escritor, quien ocupara la rectoría de la Universidad Nacional de México y quien acuñara la frase de: “Por mi raza hablará el espíritu”, afirmaba que: “el crecimiento y progreso nacional se basaba en la revolución educativa de un pueblo. Solo a través de la educación de las masas se podría llegar a la transformación de nuevos ciudadanos”
Durante el tiempo que estuvo al frente de la SEP (1921-1924), en el período presidencial de Álvaro Obregón, realizó la primera Reforma Educativa, dando importancia a la construcción de escuelas rurales, la formación de bibliotecas y una especial atención a la cultura y las artes, pues estaba en su convencimiento que: “la cultura engendra progreso y sin ella no cabe exigir de los ciudadanos ninguna conducta moral”.
No se equivocaría Vasconcelos cuando al término de su gestión y el poco apoyo que a este rubro se destinaba diría al presidente Obregón: “esto ya se lo llevó el carajo”.
La relevante importancia de la función de los profesores, además de la impartición de la enseñanza, eran respetados y reconocidos como un verdadero apoyo para las familias, al transformarse en consejeros familiares, vigilantes sin nombramiento del actuar de las autoridades; auténticos defensores de la Patria desde las aulas en las que laboraban, se ha ido difuminando para dar paso, al oportunismo, de políticos y líderes corruptos, unos desde las oficinas de la SEP y otros desde los espacios sindicales.
Al parecer les resulta mas redituable, política y económicamente a los presidentes y gobernadores, construir obras de relumbrón, verdaderos negocios en los que, a su decir, se invierten miles de millones de pesos; en tanto sexenio tras sexenio al área educativa se le reduce el presupuesto.
No es pues gratuito, ver los míseros salarios que devengan los profesores; las insuficientes escuelas, para cubrir la demanda de alumnos; las condiciones inseguras en sus construcciones, así como de insalubridad y falta de higiene de las mismas; la falta de personal, como, psicólogos, terapeutas familiares, que atienda y prepare a los padres en esa importante tarea de ser verdaderos padres, que compartan con los profesores una verdadera preocupación por la enseñanza y educación de sus hijos, binomio indispensable para un buen desarrollo y mejor preparación de los niños y jóvenes.
Antes al contrario, por disposición de la misma SEP, se han ido quitando, materias tan importantes como lo son: la ética, filosofía, deportes, cultura, dibujo, idiomas, a fin de, “ reducir gastos”, cuyo destino es bien sabido a donde van a parar.
Contradictorio resulta ver la proliferación de colegios particulares que, en su mayoría son propiedad de grupos religiosos, y/o de políticos, metidos a empresarios de la educación, cobrando enormes cantidades por inscripción y mensualidades, sin regulación por parte de las autoridades correspondientes y, permitiendo una violación flagrante a nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Igualmente, es un verdadero insulto que, en tanto los “lideres sindicales” disfruten de fortunas millonarias, emanadas de las cuotas que descuentan a los miles de profesores, estos se vean en la necesidad de recurrir a realizar otras actividades para poder sobrevivir, medianamente con dignidad.
Y retomando las sabias palabras de Vasconcelos, necesario es recordarlas y tenerlas presentes: “Un pueblo que pierde la fuerza necesaria para sacudirse el yugo acaba por venerarlo”.
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