¿Y Quién es Usted?
Por: José Ruíz Mercado
Tuve una llamada en días pasados. Aún no la contestaba y llega otra. Esas llamadas casi no esperadas. Y digo, casi no esperadas, por la ausencia, los números esporádicos. La mayoría “te espero en la FIL. Te tengo un libro”. Los amigos, los comentarios, las novedades. El reencuentro.
Con el reencuentro llegó otro momento, otro instante, fue como abrir de nuevo la puerta alguna vez cerrada. Los momentos casi olvidados, tercos a quedarse, dispuestos pincelar las calles, alguna vez lluviosas, otras nubladas, siempre con una historia por contar.
Caminar por ese barrio (San Miguelito) o detenerse en Plaza Fundadores; en diversas circunstancias. Unas por un encuentro de teatro urbano, otras por caminar hacia el espacio de los encuentros, las posturas hacia y de la danza. Unas por caminar las calles, otras por el festival organizado por Lila López, la gran Lila, con su conocimiento del movimiento, y ver a Lola Lince con esa magia del color y la armonía.
San Luis Potosí con sus calles y su gente. Con sus senderos, sus propuestas armónicas. El recuerdo de Rogelio Hernández Cruz con su programa en Radio Universidad, con su capacidad en la entrevista, con su visión amplificada de la música. Luego saber de su deceso, luego Lila, reconocer su muerte. La vida da muchos brincos, como quien va en autopista y se topa con un bache.
En todo esto, en el recorrer los cruces de vías, conozco a Alejandro Roque, periodista, narrador, coleccionista de premios y reconocimientos, amigo entrañable con ironía a cada momento, como aquel donde (cuando) escribe: “No es que en La Raz vayan corriendo. Es el efecto dimensional de la bóveda celeste en el Túnel de la Ciencia”
Alejandro Roque publica en el año de la pandemia, por la editorial El Diván Negro, fuera de Mi. Eufemismos Para Ciertas Locuras. Más de cien páginas, más de un viaje recreativo, pleno de interrogantes, anhelos, dichas y sus contras de melancolía sentado en el episodio siguiente.
“Mi abuela está perdiendo la memoria ¡Qué no daría yo por tener esa dicha!”
Desde el microcuento hasta ese, más elaborado, más largo, el de situaciones encontradas. Con el siempre final inesperado. Se ha dicho, se ha escrito acerca de la línea tan débil (de ahí la complejidad cuentística) entre el relato y el cuento, la maravilla estética de jugar con el lenguaje. Aquí está Roque con su versión del mundo.
No es sólo Fuera de Mí, le sigue La Bruja Guachichil Palabras Para Otra Magia, el otro libro, el ganador del Premio Manuel José Othón, en narrativa 2019. Sólo por ver el año del premio, sabemos que no es producto todo de ese 2020. El primero fue publicado en marzo. El segundo en noviembre. Dos editados el mismo año.
Edición de Cuentos. De novela. De mirar en lo intenso. Del profesionalismo de caminar entre letras, entre la ilusión de no decir verdad porque la verdad requiere de negaciones, de tener memoria. Acciones concretas que no permiten generar otras historias.
Luego doy la bienvenida al caos; a los apuntes, desde Chihuahua, de Alberto Carlos, el pintor zacatecano nacionalizado chihuahuense. El pintor de “Ellos sabían porque” entre otros más. El libro biográfico publicado por la Universidad Autónoma de Chihuahua este 2021. Precisamente a veintiún años de su fallecimiento, libro que me llega a través de su hijo Iván.
Y le sigo con la obra de Michelle Rogel, el estudio de la región de Harinas, en el Estado de México. Y luego, el hallazgo, búsqueda concluida del libro de Nathalie Braux, la saxofonista, la conocedora de esa necesidad de saber de la música y sus músicos.
Y le sigo en ese encuentro con los libros. Este fin de mes e inicio del último del año la salvedad de hojear y ojear cada página me llegó con fuerza.