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Cataclismo partidario

Blanca Nieves Palacios Barreda
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Blanca Palacios Barreda

Si el hecho de contar con 10 partidos políticos registrados significara, “democracia”, seríamos el país más democrático del planeta, pero la realidad nos ha venido demostrando lo contrario por decenas de años. 

Cataclismo partidario

Sobra mencionar hasta el nombre de los partidos existentes en la actualidad, pues es motivo de pena ajena ante la comunidad internacional; opiniones sobran en el sentido de que: “México es un país de ricos, mantienen a un elevado número de partidos políticos y a funcionarios con magníficos salarios”; ni cómo refutar esas expresiones. 

Pero tenemos los mexicanos ante nosotros, una oportunidad única de cambiar las cosas; se ha dejado de anunciar la reforma eléctrica, para suplirla por la reforma electoral, anunciado esto, por parte del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Si como el presidente dice: “el pueblo manda y él obedece”; pues de ahí somos, dijera mi comadre, secundada por Doña María, que afirmaba: “por eso tamos como tamos, porque semos como semos (sic)”.

Más razón no podría caber en estas expresiones pues, es inconcebible que, sin que se pertenezca a partido político alguno, con todos contribuyamos económicamente y, desde los mismos consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), sean beneficiados con salarios que rebasan en mucho los 200 mil pesos, cuando los de cualquier empleado o empleada mexicana, difícilmente llegan a ganar 10 o 20 mil pesos mensuales.

La propuesta de la ciudadanía, para esta reforma electoral anunciada, deben de iniciar a plantearse ya, por ejemplo: tener fecha única de elecciones ya sean para presidente de la república, como para gobernadores, incluyendo presidencias municipales y una fecha para la elección de diputados y senadores; reducir el número de senadores y diputados, eliminando los llamados, plurinominales; el período de cada uno de estos deberá ampliarse a seis años y cancelar las “reelecciones”, que ellos mismos se aprobaron.

Siendo estos cargos un verdadero honor para cualquier mexicano, al ser electos por el pueblo, por lo que se denominan de “representación popular”, deberían ser honoríficos, pero difícil resultaría, pues la costumbre está muy arraigada de llegar al Congreso de la Unión a ganar mucho dinero en salarios, prestaciones, aguinaldos y bonos inventados al por mayor; viajes por el mundo sin que les cueste ni un cinco de su bolsa,  realizar negocios turbios amparados en el poderoso cargo que ostentan, que les reditúa muy buenas ganancias. 

Otra propuesta de los ciudadanos debe ser que, los salarios, tal cual lo señala el decreto del presidente AMLO, no rebasarán los 100 mil pesos, incluyendo los salarios de los consejeros del INE, lo mismo que la de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Como cuando de beneficiarse se trata, los diputados y senadores, siempre es aprobado por ellos mismos, sin tomar en cuenta a sus “representados”, los ciudadanos, se formará una comisión de vigilancia de honor y justicia, ésta velará en todo momento que, el funcionamiento de estas instituciones legislativas, así como el actuar de los legisladores sea regido por la honestidad, rectitud e información periódica a sus representados, pidiendo su opinión en el sentido que deberá votar.

Podrán los legisladores contar con ayudantías, por parte de pasantes de derecho y otras profesiones ad hoc a las labores de estas instituciones, mediante un pago razonable por sus servicios; los jóvenes universitarios deben ir incursionando en el quehacer de estas instituciones legislativas, ya que, sobre ellos recaerá la responsabilidad de regir los destino de nuestro país.

Se cancelarán las prerrogativas que se les otorgan a los partidos políticos, quedando bajo su responsabilidad la obtención de recursos económicos mediante actividades lícitas para su funcionamiento; no serán permitidas alianzas entre partidos, toda vez que, estas solo han servido para corromper a estas organizaciones y sin pudor alguno aliarse para mantener su propio registro y seguir recibiendo millones de pesos en prerrogativas.

Partido político que pierda su registro, no tendrá oportunidad tras dos elecciones, de solicitar un nuevo registro con otro nombre; la bandera mexicana, como emblema nacional de todos los mexicanos, no será utilizada como logotipo de partido político alguno.

Tras estas propuestas más las que se agreguen a esta reforma electoral por los mexicanos, sabremos cual es la democracia que impera en nuestro país, México. “Mía la voz, de toda la palabra”.

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