Observando

El edadismo: la última frontera de la discriminación
“El tiempo vivido es experiencia y poder; no excusa para discriminar”.
Guadalajara, Jalisco.- En una sociedad que glorifica la juventud y la productividad inmediata, envejecer parece haberse convertido en un estigma. El edadismo, también conocido como viejismo, es una forma silenciosa de discriminación que afecta a las personas adultas mayores y limita su participación plena en la vida social, económica y cultural.
Se considera que después de los 60 años las personas “deben descansar”, como si la experiencia acumulada se volviera de pronto un estorbo. Detrás de esa idea se ocultan prejuicios que niegan su valor, su capacidad y sus derechos. En muchos casos, la falta de oportunidades laborales y la ausencia de seguridad social empujan a miles de personas mayores a trabajar en la informalidad, sin acceso a servicios médicos,
pensiones ni condiciones dignas.
El edadismo no solo les quita oportunidades; también erosiona su autoestima y sentido de pertenencia. Las políticas públicas y los entornos laborales deben transformarse para reconocer el aporte invaluable de quienes han sostenido con su esfuerzo las bases de nuestra sociedad.
Una cultura de paz implica justicia intergeneracional: escuchar, incluir y valorar a todas las edades. Romper con el edadismo es apostar por una sociedad más humana, donde la experiencia no se desecha, sino que se honra.
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