“La dignidad base fundamental de la cultura de paz.”
La cura de la violencia
Guadalajara, Jalisco.- La dignidad como base fundamental de los derechos humanos conmina a la cultura de paz a trabajar bajo el respeto irrestricto de los derechos humanos.
Vivir la cultura de paz como prevención de la violencia para el desarrollo integral de las personas nos hace un llamamiento a procurar valores que sean una ruta de vida con justicia, igualdad, libertad y paz.
La cura de la violencia deviene de desarrollar estrategias e infraestructura que nos lleve al razonamiento crítico de nuestro actuar en sociedad como protagonistas de la realidad social, económica y política en que estamos inmersos como sociedad.
Curar la violencia y sanar requiere de mucho esfuerzo y conciencia ciudadana.
Mujeres y hombres tendrían que poner en la balanza que es lo que toca hacer desde los entornos en que vivimos.
La declaración de los derechos humanos estableció factores comunes para las personas y sus familias para vivir en la reciprocidad del respeto mutuo, no obstante, curar y sanar la violencia deviene de un engranaje entre gobierno y sociedad; conocemos que la mayoría de la violencia estructural y cultural se incuba en gobiernos tiránicos, antidemocráticos y violentadores de derechos humanos y su desaparición requiere de una reingeniería social y política de gran alcance y de mucha perseverancia.
De facto en el artículo 1o. de la Declaración de los Derechos Humanos nos dice: “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, articulado que, si bien es un preámbulo para vivir una vida libre, digna y en paz las desavenencias sociales perduran con factores sociales endógenos y exógenos difíciles de erradicar.
La democracia, el desarrollo sustentable y sostenible, la educación, el respeto al libre desarrollo de la personalidad, la seguridad de las personas ayudarían a paliar la dolorosa y cruenta situación mundial de la paz.
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