Observando

Niñas y adolescentes sin sus derechos humanos salvaguardados
Guadalajara, Jalisco. En un contexto social polarizado, irascible y violento se exige justicia para Liliana Guadalupe, Lupita cómo se le llamaba cariñosamente a la niña de 12 años era del estado de Chiapas.
A Lupita la asesinaron y la atacaron sexualmente, era una niña alegre cuentan familiares y vecinos y se dedicaba a la venta de dulces típicos del estado de Chiapas; Lupita tenía discapacidad en el habla según fuentes periodísticas aunado a eso la precariedad y la desigualdad era lo que en su vida privaba.
El 19 de octubre desapareció y el 23 de octubre encontraron el cuerpo enterrado en el patio de la casa del agresor y asesino Víctor José Carrera Mayor de 45 años el cual ayer presuntamente se suicidó.
Por otra parte en agosto del año 2023 en Humilpan, Querétaro hubo otra niña presuntamente víctima de violación con apenas 14 años quien se enfrentó a un embarazo de 36 semanas el cual no se logró presuntamente debido a un aborto espontáneo y a quien se le intenta criminalizar desde distintos ámbitos gubernamentales, sociales y políticos; es el caso que el fiscal de Querétaro Víctor Antonio de Jesús Hernández aduce por medios informáticos que lo que existe es una carpeta de investigación por el delito de homicidio por “asfixia por estrangulamiento” ya que el bebé respiró según el dicho de Fiscal de Querétaro.
Presuntamente se pide 3 años de cárcel y una multa de 518 mil pesos que le sea exigible a la niña víctima de violación para pagar reparación del daño; cabe resaltar que la menor se encuentra actualmente con arresto domiciliario como medida cautelar.
Así podemos observar que la violencia contra las niñas y adolescentes es continua sin que sus derechos humanos sean garantizados por el Estado; y que la violencia institucional está sembrada a lo largo y ancho de las instituciones de la procuración de justicia y que la perspectiva de género está lejos de aplicarse para las justiciables.
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