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Entre la confusión y el caos

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SOCIEDAD Y OTROS DEMONIOS

Entre la confusión y el caos

Entre la confusión y el caos

En un sábado cualquiera por la mañana, Margarita se dispone a disfrutar de un día de asueto con su familia en alguna de las ciudades de nuestro hermoso país. Aprovechó que estaba su hija Marcela y sus dos nietos de visita con ella y les organizó un tour cultural para que su estancia fuera inolvidable. Y vaya que a veces la vida, nos juega rudo, ese día para ella y su familia fue imborrable.

Iban saliendo del museo regional, cuando un joven venía a su encuentro, como cualquier peatón con el que nos cruzamos al pasar por alguna banqueta. Sin embargo, en cuestión de segundos, como todo un experto en el “arte de la desaparición” le arrebato a Marcela, su cadena de oro (regalo de su primera comunión) y su bolsa de mano.

Los niños gritaron al unísono y Margarita al ver el acto, se va en contra del ladrón, corriendo y gritando “ayuda” sin encontrarla en ningún lado, solo veía a su paso personas paralizadas y mirando lo que estaba pasando, parecía que se encontraba en una obra de teatro en dónde ella y el ladrón eran los protagonistas y el público eran los transeúntes que se iban parando para ver el acto, esperando como simples espectadores el desenlace de aquella persecución, como si se tratará de una versión callejera de “atrápame si puedes”.

Los minutos parecieron horas, pero la justicia divina existe y de repente el ladronzuelo se tropezó y cayó al piso. Margarita llegó en segundos y le arrebató lo que no era de él. Después de momentos de desesperación, la travesía llego a su fin. En ese momento, se le acercó un señor a preguntarle si ¿todo estaba bien?, es impresionante cómo después de presenciar un acto de delincuencia y no hacer nada para ayudar, tengamos la capacidad para preguntar si todo esta bien.

Durante unos segundos, entre la confusión y el caos sobre lo acontecido, Margarita con cara de incredulidad ante la pregunta de esta persona, se quedó mirándolo fijamente, se dio la media vuelta y como final de la obra callejera, se fue caminando triunfante ante la mirada de los transeúntes que se aglutinaron a su paso para no perder ningún detalle del acto improvisado, y del cual, estoy segura tendrán mucho que aportar en sus “charlas de café”. ¿Te parece familiar esta historia?

La inseguridad es una pandemia que cada día se extiende más y más hacia todos lados, no distingue clases sociales, ni a los grupos más desprotegidos, como son los adultos mayores que parecen ser en la actualidad las víctimas ideales para los delincuentes. ¿Dónde quedaron aquellos tiempos en los que los adultos mayores eran honrados y respetados?

Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, publicada por el INEGI en el mes octubre del año pasado, y la cual se realizó en 75 ciudades, el 61.4% de la población de 18 años en adelante considera que vivir en su ciudad es inseguro. La percepción de inseguridad siguió siendo mayor en el caso de las mujeres con 67.4% por ciento, mientras que para los hombres fue del 54.1% por ciento.

Asimismo, señaló el 48.1 % de la población de 18 años y más, que modificó sus hábitos respecto a llevar cosas de valor, como joyas, dinero o tarjetas de crédito, por temor a sufrir algún delito.

Además, 42.8 % modificó rutinas en cuanto a permitir que sus hijos o hijas menores salgan de su vivienda, 41.9 % reconoció haber cambiado hábitos de caminar por los alrededores de su vivienda después de las ocho de la noche y 26.6 % cambió rutinas relacionadas con visitas sociales.

El Estado es el responsable de garantizarnos la seguridad, la cual no hay duda que deja mucho que desear y sabemos cómo ciudadanía (menos ellos) que es imperativo un cambio estructural en las instituciones y en las políticas públicas actuales. Sabiendo que esto no pasará en el corto plazo, es urgente que nos involucremos activamente en garantizarnos nuestra seguridad en nuestro entorno, no hay que esperar a reaccionar cuando seamos las víctimas.

El ejemplo de Margarita, viviendo la inseguridad en plena luz de día, desgraciadamente es también el de muchas otras personas con nombres distintos en diferentes lugares de los Estados de todo México. Ese día a ella y su familia, le toco una sociedad paralizada por el miedo, la insensibilidad, la falta de empatía, el egoísmo, la apatía y un sinfín de porqués que todos pudiéramos contestar.

La propuesta de algunas personas es constituir redes de apoyo entre familiares, vecinos y amigos.

Estar en constante comunicación, estar al pendiente de todos y ser proactivos: son la fórmula perfecta para todos sus miembros. Asimismo, tomar medidas preventivas para disminuir el riesgo de andar en la calle, como lo son cambios de rutinas y hábitos, no exponernos en lugares y horarios nocturnos, entre muchos otros.

Es importante no olvidar nuestro sentido de responsabilidad como ciudadanos y dejar de ser espectadores, pasar a los hechos con pequeñas acciones, harán la diferencia.

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