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Generalidades

Volver al pasado

Con frecuencia se emplea la palabra “civilidad” —demasiadas veces sin mucha idea de lo que ella quiere decir. Civilidad se define como el comportamiento de la persona que cumple con sus deberes de ciudadano, respeta las leyes y contribuye así al funcionamiento correcto de la sociedad y al bienestar de los demás
miembros de la comunidad.

Una persona la consideramos cívica si mantiene unas normas de conducta respetuosas con lo que establece la ley y en su relación con sus semejantes.

Desde hace un tiempo, mucho tal vez, somos testigos impasibles de la mala educación y cada vez falta más el comportamiento ético y cívico de las personas a nuestro alrededor.

Los valores como el respeto a las personas mayores, la cortesía y “los buenos modales”, salvo extrañas excepciones, brillan por su ausencia en nuestro trabajo, en el transporte, en las calles y tristemente en las escuelas en donde existen problemas relacionados con la ausencia de civismo, el acoso escolar llamado
también bullying, la falta de respeto hacia los mentores, que en ocasiones son situaciones solapadas por los padres de familia.

Es evidente la falta de formación cívica en nuestras comunidades y se precisa retomar la dirección a la consideración y el respeto al derecho ajeno es la paz (fragmento tomado de la frase de Don Benito Juárez), inculcado desde el hogar, la escuela y la sociedad.

Sin duda que en el ámbito educativo las autoridades respectivas tienen una gran preocupación y se ocupan en fortalecer los andamiajes para tener una mejor sociedad presente y futura elaborando planes y modelos educativos en este tema de civilidad, pero, de poco sirven los estupendos y novedosos avances en este
rubro si cada vez el ser humano es más hostil.

En el pasado reciente, como materia en la secundaria la Formación Cívica y Ética, buscaba, fortalecer en los estudiantes el desarrollo de su capacidad crítica respecto a los principios que la humanidad ha conformado a lo largo de su historia y sentar las bases para que reconozcan la importancia de la actuación libre y responsable para el desarrollo personal pleno y el mejoramiento de la vida social.

Una vez logradas las formas mínimas de sana convivencia y manteniendo el respeto hacia las personas con las que compartimos un espacio seremos capaces también de cuidar la infraestructura creada para nuestro bienestar dentro de nuestras comunidades (Ruth Patricia Murillo Rodríguez).

Volver al pasado de lo que un día nuestros ancestros llamaban “reglas de urbanidad” nos facilita y favorece la coexistencia de una sociedad.

Amigo lector seamos agentes al cambio desde nuestra trinchera a favor de las generaciones que nos sucedan para tener una sociedad con educación cívica, respeto y solidaridad entre las personas.
losdostraviesos1@gmail.com

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