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La otra esperanza

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OBSERVANDO

Patricia Alvarado

Tengo un sueño, un sólo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”.

Martín Luther King
La otra esperanza

Guadalajara, Jalisco. México se cimbra una vez más ante devastador meteoro natural, el huracán “Otis” vino a tambalear conciencias, y a dejar al descubierto que la impericia en la toma de decisiones gubernamentales puede dejar al garete a la población civil.

     Democráticamente el huracán “Otis” devela y revela que el gobierno no estuvo preparado para hacer frente de forma inmediata a las calamidades de este devastador meteoro; sin distingo de clases arrasó con colonias populares, hospitales, escuelas, almacenes, hoteles, empleos, servicios, zonas de lujo fueron destruidas provocando afectación total a los habitantes del estado de Guerrero.

     Se pueden escribir muchas cosas y decir muchas más, sin embargo, lo que se precisa con extremada urgencia es que las autoridades reaccionen en favor de las personas damnificadas.

     El estado de Guerrero requiere de ayuda, de apoyo, ante la tragedia nacional que se está viviendo.

     No es alarmista cuando se dice que Guerrero, especialmente Acapulco necesitará de toda una reingeniería para levantarse de nuevo, sus habitantes padecerán por meses, quizá años los estragos de “Otis”.

    El meteoro natural fue de gran intensidad, de empezar en categoría 2, 3, pasó a nivel 5 dejando a su paso hasta el día de hoy 45 muertos según cifras oficiales, más de 800 mil damnificados e incalculables daños materiales.

     La afectación ha sido en gran magnitud, pero la esperanza de las personas de construir, de levantar, de edificar de nuevo no decae y multitud de personas se solidarizan en hermandad con el estado guerrerense.

    En todo el caos meteorológico provocado por “Otis” hay esperanza, la que se construye con la fuerza de la población civil, de la comunidad; aquella que siempre saca la casta por México, esperanza que no tiene tintes políticos, que sólo ayuda por ayudar, así es el pueblo de México, resiliente, fuerte, valeroso, bravo.

    Un punto de inflexión es la esperanza en México, de una esperanza sellada por un pueblo que en las peores condiciones ha sabido salir avante, la esperanza no es un sueño dormido, sino un “sueño despierto”, una esperanza que conlleva fuerza social y que es clave en afrontar por ejemplo en  este caso desastres naturales y también capaz  de recorrer nuevos caminos en aras de acabar estados de corrupción, violencia e injusticia social.

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