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De Cuento La Revisión

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¿Y quién es usted?
Por: José Ruíz Mercado
Cada domingo era común ver las acuarelas de Alfonso de Lara Gallardo en El
INFORMADOR. Esperar el periódico para luego tomar cada uno la sección
esperada era el ritual de la familia.
La sección de deportes, política junto con esa columna de Hace Cincuenta Años
para papá, la cual muchas veces compartió mamá junto con la de sociales y las
recetas de cocina. Los comentarios entre ellos eran de lo más exquisito antes del
desayuno.
Las caricaturas, la sección cultural junto con la sección de cines fueron mis
preferidas; luego las compartía con mi hermano. Puntual llegaba don Nacho todos
los días a la entrega de los diarios. Y no sólo los domingos. Todos los días.
Al tiempo me entero de su entrada como docente a la Escuela de Artes Plásticas
de la Universidad de Guadalajara. Deseaba ser su alumno, jugar con los colores
de la acuarela. Pero, jamás lo hice.
Estos días me han traído una serie de reflexiones. Hasta es posible sean
acordes a este tiempo. Una época en donde la ciudad cambia de ritmo. Vino la
reflexión. Treinta y siete años publicando sus acuarelas domingo a domingo y nos
topamos con el silencio.
Luego nos llega otro personaje, Benjamín Sánchez Espinoza, el sacerdote que
se hacía llamar Fray Asinello, quien fuera Premio jalisco en 1960 por el poema,
entre otra obra, El Romancero de la Vía Dolorosa.
Ambos iniciaron su vida en los momentos más complicados de la historia de
México cuando los combates entre el Estado y la Iglesia católica. Conflicto
denominado Cristiada en plena crisis del 29.
Los niños de familias católicas de ese tiempo, o emigraron a otros estados
menos caóticos, o entraron en conflicto con el tipo de educación impartida por el
Estado, bajo la consigna de una educación socialista, o bien, la propuesta de lo
laico y científico.
Seguramente el caso de Alfonso y Benjamín no fueron los únicos.
Probablemente las circunstancias ideológicas sociales los llevaron a unir su
actividad en beneficio del arte.
Así como a otros niños y adolescentes se encaminaron en otra actividad,
Benjamín y Alfonso, cada uno desde su palestra hizo su aportación a la historia.
Benjamín Sánchez Espinoza tomo el seudónimo de Fray Asinello por una causa,
la bondad y el recogimiento ante la figura divina.
En 1970, siendo el encargado de la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrario
Benjamín Sánchez le encargó el mural a Alfonso de Lara. En la actualidad es una
de las magnas obras de los últimos tiempos.
Dos personajes unidos por el arte. En 1960 ilustra el libro del Romancero; en
1965 el libro de Luis Sandoval Godoy, Los Niños, los Viajeros y la Muerte, y en
1969 Las Malas Lenguas, de este mismo autor. En 1973 Encuentro en
Ámsterdam, de Guillermo García Oropeza. La lista sigue.
José Luis Meza Inda (+), el gran critico de arte, escribió alguna vez acerca de su
obra: “Alfonso de Lara Gallardo ha sido y es (…) un esplendido cultivador,
revelador e impulsor de la acuarela y de los acuarelistas de nuestra ciudad”.
Guillermo García Oropeza habló de él como “el último gran artista religioso de
México y seguramente como uno de los maestros del arte jalisciense del Siglo XX
(…) Su vida ha transcurrido en silencio, en la humildad, en la modestia. (…) Ha
sido Alfonso de Lara el peor enemigo de Alfonso de Lara y la frivolidad de
Guadalajara, tan indiferente siempre a sus mejores valores”
Alfonso de Lara ganó el Premio Jalisco en 1959, luego en 1966. En 1968 gana el
Primer Premio de Acuarela otorgado por el Ayuntamiento de Manzanillo, Colima,
en 1983 la Presea José Clemente Orozco, del Departamento de Bellas Artes
(DBA), y en 1999 la Presea Alfredo R Plascencia del Seminario de Cultura
Mexicana, corresponsalía Guadalajara.


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