José Roque Albín Huerta*
Generalidades
Sanidad mental
El término sanidad deriva etimológicamente del latín, sanitatis, el cual se refiere a la atención de la salud de la sociedad humana y además de los animales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad.
Cuando una persona tiene problemas de salud mental muchas veces se siente aislada, frustrada y abrumada. Todas las áreas de su vida se ven afectadas, incluso su forma de pensar, sentir y actuar, la salud mental incluye el bienestar emocional, psicológico y social de una persona. También determina cómo un ser humano maneja el estrés, se relaciona con otros y toma decisiones.
La tolerancia caracteriza a la persona por tener una actitud que respeta las opiniones de los demás, aunque no coincidan con las propias, en casos de la salud se dice que es (la tolerancia), la capacidad que tiene un organismo para resistir y aceptar el aporte de determinadas sustancias, en especial alimentos o medicamentos.
Por el contrario, la intolerancia es el acto de despreciar a una persona por sus orientaciones políticas, religiosas, sexuales, deportivas, culturales, etc. Aunque esta acción no constituye, propiamente un delito, en todos los casos, se tiene documentado que a lo largo de la historia de la humanidad fueron numerosos los casos en donde una actitud intolerante llevó a verdaderas tragedias.
Una actitud intolerante se identifica como una incapacidad, y en este sentido son pocos los que pueden sentirse exentos totalmente de este defecto, desde luego como se expresa anteriormente, esto no implica coincidir en todas las creencias, actitudes o accionar de una persona, sino simplemente evitar llevar esta diferencia al plano personal.
Ahora bien, algunas personas heredan una tendencia a encolerizarse con facilidad, es posible seguir con la transmisión hereditaria de la ira o del coraje de padre a hijo, aún en los casos en que el hijo no ha sido creado por sus padres biológicos. Las personas intolerantes se caracterizan por juzgar a los demás de una manera muy negativa, lo que les puede traer conflictos en su entorno, se enfurecen ante situaciones que van en contra de lo que habitualmente conocen, no soportan escuchar las ideas de los demás y buscan imponer sus puntos de vista.
A diario vemos, escuchamos en las noticias, y conocemos personas intolerantes que les es fácil ofender a los otros ya sea en público o en privado, sin respetar la figura o autoridad que representan, sean estos, funcionarios públicos, presidentes municipales, políticos, empresarios o personas de la sociedad, pero, porque se volvió de uso común ofender al otro para imponer sus ideas simple y sencillamente porque este proceder puede ser por daños, maltratos o abandonos sufridos en el pasado.
En otro orden de ideas, una persona intolerante, ofende, enfrenta a la autoridad o a las personas, exige sin argumentos, se siente privado de sus derechos humanos cuando no se ha transgredido tal derecho o bien, hace referencia de su estado como adulto mayor o en otros casos que desconoce la ley para continuar con esa intolerancia.
Existe una frase que dice: los que han sido maltratados por sus padres pueden tener problemas con los hombres o con las figuras autoritarias (anónimo). La intolerancia se vincula con la personalidad del individuo y se define como la estructura de carácter psicológico que hace referencia al conjunto de rasgos distintivos del ser humano.
Finalmente, una forma que sugieren los psicólogos, sociólogos y los conocedores de la salud, es encontrar como manejar esa emoción mental que mucho nos perjudica.
rector General del Centro Universitario UTEG*
joseroque@uteg.edu.mx
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