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Acercamiento: Necesidad

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¿Y quién es Usted?

José Ruíz Mercado

Acercamiento: Necesidad

Para reflexionar. Los contemporáneos de un artista charlan. Ofrecen
comentarios, algunos certeros, otros no tanto. El refrán popular dice que, mientras
se comente de alguien no morirá.

Los amigos van a recordar al amigo. El comentario, los buenos momentos, las
anécdotas, de vez en vez una frase lacónica, venida a menos, pero, siempre se va
a hablar. Los amigos.

Poco a poco el comentario se irá alejando. La problemática cotidiana dejará lo
cercano como la nueva apuesta. Al final nada es igual, los tiempos, mejor dicho, la
forma de vivir nos aleja del recuerdo.

La ironía. El círculo social también aparece marcado. Individuo de a pie o
personaje comunitario. Como en los juegos electrónicos. Se ganan puntos, los
intercambiables, los ganadores de vida.

Los juegos electrónicos. Desde el Nintendo hasta el avatar, las redes sociales,
obtenemos puntos, dinero electrónico con el cual por mercancía o un descuento;
el intercambio social.

Entremos en materia. En los trabajos no importan cuanto conocimiento se tenga
sino cuanto le servimos al jefe en turno. Él traerá su gente, se dice en la
burocracia, sus compromisos.

Cuando fallece un amigo será recordado hasta cuando se vaya el último del
grupo, si, la problemática cotidiana. No importa, todo pasa, todo queda, diría
Machado, hasta en el Nintendo los puntos se acaban. Mario Bross de los ayeres.

¿Qué pasa con quien no es ciudadano de a pie? Quien su vida entera se ha
dedicado a una actividad social. Digámoslo así. El arte da identidad a una
población, genera un documento histórico. No se es ciudadano común.

Nos ha tocado escuchar una pieza musical con la caratula de “dominio público”,
o una línea similar a otra. Luego nos enteramos de que no es de “dominio público”,
o esa línea antes la desarrolló alguien más.

Si somos curiosos buscaremos sus antecedentes. Más de una vez sólo nos
toparemos con un nombre. Con anécdotas a su alrededor. Con la distorsión mayor
a cuando iniciamos.

Los archivos, tanto físicos como electrónicos, tienen la función de ofrecernos la
información. Los analistas, tanto académicos como periodistas, nos dan la
satisfacción de conocer, así como de ubicar a quien nos ha dado historia.

Los procesos de identidad, la cercanía a procesar dicha información, la
capacidad de discernir, el agradecimiento, reconocimiento, respeto al trabajo nos
lleva a hacer una sociedad justa.

La función social del historiador, del sociólogo, del psicólogo tiene este y otros
alcances. Se puede tener todo el carisma, la posibilidad de entrar en los medios
socialmente importantes, pero, alguna vez termina.

Cuando uno de estos especialistas se lanza a la ubicación del autor, comenta
del estilo, la ideología, la propuesta con sus antecedentes y sus alcances. Ese
escrito, como acta de autenticidad, el autor deja ese círculo de amigos para
alcanzar otro nivel.

La fortuna de un autor cuando conoce a su analista, su crítico, quien dirá al
mundo la existencia de un trabajo identificatorio. Fortuna que no todos obtienen.

Este año se han ido personalidades en el arte. Y más reciente pareciera una
competencia semanal: Olga Martha Peña Doria, Francisco Orozco, Monasterio,
Gabriel Bárcenas, Penélope Downes.

Grandes personalidades de la cultura cuya obra, trayectoria, aportación nos
llena de satisfacción haber convivido en su momento. Posiblemente hasta fuimos
parte de su historia sin saberlo.

Todos fueron parte de la vida social de las redes. Aparecieron en diarios,
estuvieron en los principales espacios. Ese círculo social al cual pertenecieron se
enteró de su partida. Otros, muy a su pesar, aún lo ignora.

La ironía en grande. Penélope Downes, nacida en Inglaterra el año de 1967
(según dicen algunos medios) fallece al inicio de esta semana. Penélope, pintora,
grabadora, artista visual en toda la extensión nos deja.

Podemos hacer una leyenda. Decir su nombre una, dos, varias veces, verla
sonreír, pensar en color, creer en la cercanía. Los procesos, pensar, sentir su obra
y lo afortunada que pudo haber sido si alguien escribiera de su obra, y ella
revisara los textos.

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