¿Y quién es usted?
Por: José Ruíz Mercado
México es un país donde podemos escribir una novela diario con la vida de
nuestros artistas. Sí, una novela, una película, una serie de televisión con las
grandes figuras del país; y nos quedaríamos con los días faltantes, con las
miradas atónitas de otros tantos, con la respuesta de un público sin serlo, que nos
diría, yo también hago lo mismo.
México es el país ejemplo de las cuñadas de Homero Simpson ¿Recuerda usted
aquella de cuando en el pueblo habitado por los Simpson ellas llegan a la
conclusión de que se llame el festival de York? En México escuchamos por parte
de políticos y demás habitantes dos frases celebres como rutina: ¿Si esto se hace
en (…) porqué no en México? Y la otra: Como si estuviera en (…)
Es posible romper con esta tradición, porque hasta lo negativo viene de fuera,
así, como conseja de madre sobreprotectora: Tus amigotes, tú no eres así. Y
seguirán los ejemplos. Hasta del pretencioso de escritor, quién no lee por no
contaminarse.
Vamos entonces a escribir la novela de hoy cortesía del café de la mañana. De
ese mirar por la ventana e iniciar con alguna frase creativa, o sencillamente, con
una, ya dicha en variadas ocasiones. A manchar la hoja en blanco.
En la página de literatura del INBA, tanto como en Wikipedia, dice: Eusebio
Ruvalcaba nació y murió en la Ciudad de México. Inicia la novela haciendo una
larga entrega en dónde se niega lo anterior. Eusebio nació el cuatro de septiembre
de 1951 en Guadalajara; falleció (eso sí), el siete de febrero de 2017 en la Ciudad
de México.
Eusebio nació en pañales de partitura, bebió música desde los inicios de su
primer llanto. La tesitura de su vida con una madre pianista, una gran concertista
de carrera, Carmen Castillo Betancourt, y un padre violinista, compositor nacido en
Yahualica el once de enero de 1905; fallece en la Ciudad de México el año de
1976: Higinio Ruvalcaba.
Aquí inicia la gran novela. El matrimonio tocando en dueto. Piano y violín, violín
y piano. Los grandes conciertos en los grandes foros del mundo. Y un niño
deseando ser como su padre, con el talento, el gusto de la madre.
Gerardo Lammers, posterior a la muerte de Eusebio, escribió una semblanza en
donde nos muestra el carácter del padre, y la visión del hijo:
“Tendría yo unos 5 años y estaba estudiando una sonatina de Mozart en mi
casa. Mi padre estaba en la habitación de junto, roncando. Y yo tenía mi atril, mi
violincito, mi partitura, y estaba tocando lo que la partitura decía. Y me gritó: ‘Si
natural’. Pero yo vi que ahí decía si bemol. Entonces volví a tocar ese pasaje, y
me gritó más fuerte: ‘¡Si natural’! Y a la tercera entró como un búfalo, ¡a mí sí me
dio miedo! Y me arrebató el violín y me dijo: ‘Te estoy diciendo: ¡Si natural!’. Y le
dije: ‘Pero es que ahí dice…’. ‘¡Ahí no dice nada!’, me contestó. ‘¡No importa lo
que diga!, ¡préstame el violín y fíjate!’. Tocó el pasaje de la pieza. ‘¿Cómo se oye
mejor?’, me preguntó. ‘Así como lo estás haciendo tú’, le contesté. ‘Pues es como
te estoy diciendo. Para eso Dios nos dio orejas’. Y luego se salió a seguir
roncando”.
Eusebio fue un melómano reconocido. Su conocimiento de la música lo llevó a
escribir en los diarios de la Ciudad de México con una soltura y una visión de la
obra y los autores. Por años se dedicó a buscar quien editara la obra completa de
su padre, y logró un mínimo.
Cuando a una sala del Ex Convento del Carmen, en Guadalajara, se le dio el
nombre de su padre, comentó: Está bien charlar en sociedad, pero es más
importante saber de la obra de un autor. Y ahí está, en el Carmen, como su
amada madre, como la esposa de Higinio.
Eusebio Ruvalcaba Castillo jugó un papel en la música, no como interprete
ejecutante, sino como teórico. Narrador con una pluma llena de textura poética,
poeta (la música lo llevó a escuchar el timbre vocálico), Dramaturgo, editor: Su
participación en La Furia del Pez, La Mosca en la Pared. Sus textos aparecen en
la legendaria Semana de Bellas Artes, la cual dirigió Gustavo Sainz, hasta que la
guillotina de un Presidente de México decidió decir que esa Semana no existía.
Péñola fue otra de las revistas en la cuál participó. Sus cuentos con esa sabia
del lenguaje. Péñola fue una revista, de las primicias cartoneras. Toda hecha en
cartón reciclado, con aquella frase: Gracias a Cartón Titán. Con su suplemento de
pintura, con la dirección de Raúl Caballero (+), Juan José Doñán, Arturo Suárez
(+) Ese colectivo, selectivo de obras y autores.
México, sus autores ¡Qué país!