¿Y Quién es usted?
Por: José Ruíz Mercado
Cuando las conmemoraciones hacen presencia se vuelve interrogante en ese
algo detrás de la fiesta. Abril es el mes más cruel diría Elliot. Lo festivo son, en
momentos, estructuras para olvidar aquello ya no recordado.
Libertad de expresión, persecuciones, atentados, muertes. La hoja del
calendario se vuelve señalización abierta de muchos, se marcan los días, las
horas, los silencios convertidos en gritos apagados.
Un día, un dos de abril se da una batalla. Y hasta se habla del héroe, se calla el
nombre por resultar incomodo para muchos. No debemos recordarlo.
Políticamente no es correcto.
Cuando el padre de la filosofía de la comunicación dijo: El Medio es el Mensaje
le dio fuerza al objeto, se olvidaron del emisor, ofreciendo fuerza a la industria
editorial, se olvidaron de la razón primera del 23: La libertad de expresión.
Y es que, cuando se habla de la censura bibliográfica, se habla de la censura al
trabajo de un autor. Los caminos no previstos de la clase dominante, con sus
dictados precisos, concretos.
Esto de la censura no responde exclusivamente a los libros publicados, también
se da en prohibición a ser editados. Desde los más reconocidos hasta aquellos no
beneficiados con las becas, los reconocimientos por parte de las instituciones,
tanto del estado como privadas.
La memoria histórica falla en muchas latitudes. Falla al negar la génesis de los
hechos, al no entrar en las raíces del acontecimiento, a la gente afectada, a los
personajes iniciantes. A darle otro carisma al acontecer histórico.
Cuando mencionamos el 22 de abril nos olvidamos de la causa (el huachicol
institucional), su consecuencia más allá de las familias devastadas. Bien
pudiéramos decir, después de ese día se convirtió en azul.
El 22 de abril trajo consigo una consigna, el inicio del derrumbe a un grupo
político para entrar otro con, posiblemente las mismas consignas, pero con otro
historial, otro instante en la historia de la política de México. Aparecieron otras
estructuras en los andamios del poder.
Ese mismo día, pero de 1956 (y no 1992) muere uno de los personajes del
teatro jalisciense, quien le dio una estructura, un camino, a los estudios del teatro
en la Universidad de Guadalajara: Diego Figueroa.
El camino andado. Abril continúa. Otra fecha, otro motivo a conmemorar. 29 de
abril, la danza, sus razones de existir, sus múltiples manifestaciones. Desde lo
étnico a la modernidad, de lo clásico a lo posmoderno.
UNESCO, la proyección, la sugerencia. El Instituto Internacional de Teatro lo
propone. La festividad inicia en 1982. Lo propone por ser un todo de movimiento,
un todo de ritmo, un todo de usos y costumbres que identifican la voz de un
pueblo, le dan la magia de ser.
Recordemos los grandes estudios hechos por el INBA, recordemos a Patricia
Aulestia, a César Delgado Martínez, estudios del movimiento dancístico de
México, pero, también no olvidemos a Lila López, con su festival Internacional de
Danza Contemporánea en San Luis Potosí.
Y como olvidarse de las líneas poéticas de Lola Lince, Lola, la grande, de Barro
Rojo, de sus anhelos en explosión de colores. Lola en Barro, Rojo en Lince.
Vibración en lo grande.
A César lo encontramos en Rosa Morada, lo encontramos con ese diccionario
de la Danza, con ese juego de personalidades en todos los ámbitos (bailarines,
coreógrafos, periodistas y toda la comunidad que vuelva posible el hecho
escénico), con las herramientas para cubrir la memoria.
A César lo encontramos en la investigación, en la búsqueda precisa, la tarea del
documento. La tarea, hoy, con su nueva publicación: Danzar en Nayarit.