Generalidades
José Roque Albín Huerta*
La educación transforma vidas y ocupa el centro mismo de la misión de un docente mediante su entrega y pasión en su quehacer formativo consolidando la paz, erradicando la pobreza, impulsando el desarrollo mental del educando, creando en su persona el poder de decisión, formando hombres y mujeres útiles para la patria, su entorno social y familiar.
Los docentes representan una de las fuerzas más sólidas e influyentes con miras a garantizar la equidad, el acceso y la calidad de la educación. Ellos son la clave del desarrollo mundial sostenible. No obstante, su formación, contratación, permanencia, estatus y condiciones de trabajo son temas que siguen siendo preocupantes.
Por otra parte, se puede observar que existe una escasez de docentes debidamente formados a escala mundial. Según el Instituto de Estadística (IEU) de la UNESCO, en el mundo será necesario contratar 69 millones de docentes para garantizar la universalización de la enseñanza primaria y secundaria de aquí a 2030.
Celebrado anualmente el cinco de octubre desde 1994, el Día Mundial de los Docentes conmemora el aniversario de la suscripción de la Recomendación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la UNESCO, referente al antecedente de la relativa Situación del Personal Docente llevada a cabo en 1966, en esta recomendación establece criterios de referencia en cuanto a los derechos y responsabilidades del personal docente y normas para su formación inicial y perfeccionamiento, la contratación, el empleo, y las condiciones de enseñanza y aprendizaje.
El Día Mundial de los Docentes se convoca en colaboración con la UNICEF, la Organización Internacional del Trabajo y la Internacional de la Educación.
En conmemoración de la función primordial de los docentes que han brindado apoyo a los estudiantes durante la pandemia de la covid-19, el Día Mundial de los Docentes en este año pondrá de relieve la necesidad de mejorar la capacitación, el desarrollo profesional y las competencias de liderazgo en el magisterio, con el fin de atenuar las desigualdades en el aprendizaje y apoyar la educación integradora en todos los niveles durante la fase de recuperación y en las etapas sucesivas.
La adversidad de salud en que vivimos, afecta escala mundial el cierre de los centros educativos de todos los niveles ya sean públicas o privadas debido a esta pandemia que tiene una repercusión en la educación de unos mil 600 millones de educandos, es decir, de más de 90 por ciento desde la población escolar del mundo, según datos de los organismos mundiales encargados en este tema.
En otro orden de ideas, esta crisis ha generado una situación inédita, que ha puesto de relieve el liderazgo, la creatividad y la capacidad innovadora de los docentes en todo el mundo, y lo vivimos en nuestro país, tanto en los lugares en que los docentes y alumnos no poseen computadoras ni acceso a Internet, como en donde el aprendizaje en línea ha dado un salto positivo, los docentes se han enfrascado a título individual y colectivo a encontrar soluciones, así como a crear nuevos entornos de aprendizaje para sus alumnos, con miras a garantizar la continuidad pedagógica.
Ahora bien, en la mayoría de los casos, los docentes han tenido que actuar con rapidez, con poco tiempo para poder prepararse, los planes de estudio han sido modificados o condensados, los planes de cursos adaptados vía clasroom, los métodos de trabajo han sufrido trastornos, con las diversas herramientas como el internet, la televisión, el radio o con teléfonos propios y el apoyo de las secretarías del ramo, han sido un detonante en beneficio de los educandos.
Para reflexionar, como maestro, tiene la oportunidad de influir en el mayor recurso del mundo: su juventud; la educación le permitirá marcar una diferencia en la vida de los jóvenes que darán forma al futuro, interactúa con los padres de familia, impactan en la formación del individuo, logrando una sociedad justa, equitativa en busca de la paz y el bienestar.
*es rector general del Centro Universitario Uteg