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Entre informes y libros

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Para que se entere

Blanca Nieves Palacios Barreda

Los informes de todos los presidentes han sido y son siempre similares, una verdadera danza de millones, una larga lista de datos, una serie de afirmaciones de todo lo que han hecho magníficamente bien y, una larga fila de personas, en su mayoría de políticos y empresarios cuyas características que los identifican son, el servilismo y el oportunismo.

El informe presentado por el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en Palacio Nacional el pasado primero de septiembre, aun cuando fue una réplica de sus presentaciones en su conferencia mañanera, se distinguió de la de sus antecesores en que, sólo aproximadamente 30 personas fueron invitadas a presenciar su informe y presentación de su nuevo libro: a la mitad del camino.

El hecho de dar a conocer su nuevo libro, poco emociona, pues han sido varios los que ha escrito y da datos duros y precisos sobre cómo y quienes ejercían la corrupción; es precisamente en uno de ellos: “Fobaproa: expediente abierto”, en los que menciona el rescate con el que fueron beneficiados, banqueros, empresarios y políticos metidos a empresarios.

Nadie mejor que AMLO, sabe del enorme daño que un reducido grupo de mexicanos le ha hecho al país, y son millones los que, por décadas han venido pagando los extravagantes lujos de ese sector privilegiado que ha sido la causa de esta enorme desigualdad que aquí se vive.

Dio a conocer AMLO que, de los 100 compromisos hechos con el pueblo, 98 han sido cumplidos y que solo le quedan dos por cumplir: esclarecer la masacre perpetrada contra los 48 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa y descentralizar el gobierno federal.

Dando lectura a esos 100 compromisos, se puede decir que, el presidente o es muy bueno para mentir o es muy fácil que se le engañe y le den “datos”, que contrastan enormemente con la realidad que los mexicanos vivimos día a día; no nos alcanzaría el espacio de este artículo para enumerar cada uno de esos compromisos incumplidos, iniciando con aquella promesa y/o compromiso de: sacar de las calles al ejército y enviarlos a los cuarteles.

El derecho a la salud, tampoco ha sido cumplido a cabalidad, y quien no es afiliado al IMSS o ISSSTE, instituciones de salud del estado, atraviesan grandes problemas y no les alcanza lo que, generosamente se les da como pensión para la compra de sus medicamentos, cuyos precios siguen elevadísimos.

Se enorgullece nuestro presidente de que: “ya no ha habido gasolinazos”, y olvida que, los mexicanos lo que hemos esperado es que, se reduzcan los precios de las gasolinas, de los alimentos, que aumentan sin control; otro importante compromiso incumplido, ha sido la reducción de salarios de los funcionarios, ministros, consejeros electorales, diputados y senadores, y las insultantes cantidades millonarias que se otorgan a los partidos políticos.

No se ha visto en estos tres años, ninguna intención de rescatar muchas de nuestras riquezas en manos de extranjeros y prestanombres corruptos, lo que significa clara y llanamente que la corrupción permanece; se le tiene miedo a la palabra: privatización, cuando hemos sido saqueados por tantos años; ni por asomo se menciona el rescate de nuestras carreteras, por las que no podemos transitar de no pagar al concesionario, lo que se le antoje cobrar.

La austeridad republicana sólo se aplica al grueso de la población, no a los delincuentes de cuello blanco; se precia el presidente de ser un buen pagador de las deudas interna y externa, hasta la del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), pero con su autoridad como presidente, a nadie ha obligado a realizar los pagos de esas deudas y, somos los ciudadanos los que las seguimos pagando.

Como corolario de dicho informe, dijo la frase: “misión cumplida, ya podría irme tranquilo a mi casa en Tabasco”; eso dijo. No aclaró que, es una finca de aproximadamente de 13 mil metros cuadrados, con una casa habitación de 400 metros de construcción, producto no de su trabajo, sino de una herencia; así se estila en México, los políticos suelen ser beneficiados con herencias o donaciones.

No, la tarea del presidente de México, no ha terminado, podríamos decir que, recién empieza, de tratarse de una verdadera cuarta transformación; así que, no se puede ir a su finca “La Chingada”, ésta tendrá que esperar otros tres años más y en una de esas, hasta más.

bnpb146@hotmail.com

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