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La política la hacemos todos.

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SOCIEDAD Y OTROS DEMONIOS

Susana Aceves Ascencio

Hablar de política para muchos puede causarles náuseas o perturbaciones en el raciocinio, puesto que nos imaginamos a esos pseudopolíticos con discursos huecos y muchas promesas incumplidas.

La política la hacemos todos.

Sin embargo, puedo decirles que todavía encontramos políticos que saben hacer su trabajo. Desgraciadamente están en peligro de extinción, pero si los hay. ¿Qué tendríamos que hacer para que no suceda esto? Involucrarnos en lo público.

Y ustedes se preguntarán ¿para qué hacerlo? Pues para exigir que los que se dediquen a ello, sean personas de principios y valores, con preparación, honestas, trabajadoras y con ganas de cambiar las cosas. Pensarán que no es para todos, puesto que se requieren muchos conocimientos y experiencia para poder hacer política de la buena. La buena noticia es que lo único que se requiere es conocer las necesidades de los ciudadanos y su entorno, así como querer cambiar la realidad de los votantes para mejorar su calidad de vida. ¿No es difícil verdad?, sólo requiere mucho trabajo.

Pero en la realidad, la política la hacemos todos, y un buen inicio para hacerla es comprender el concepto: según la Real Academia Española, la política es la “actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo”. También son “orientaciones y directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en un asunto o campo determinado”.

Es decir, cuando nosotros intervenimos en la solución de un problema que nos afecta, en causas sociales y ambientales, en mejorar el entorno en el que vivimos, involucrarnos en los asuntos de la comunidad, en ponernos de acuerdo con otras personas para buscar soluciones a determinadas situaciones, en comentar nuestros puntos de vista con los que no piensan como nosotros, en convencer a otros ciudadanos sobre nuestras posturas, en hacer lo correcto en todo momento, en practicar el civismo, cuando realizamos cualquier tipo de acción en asuntos públicos y/o privados, en todo ello, estamos haciendo política.

Desde que no nos quedamos con los brazos cruzados y reaccionamos proactivamente ante situaciones que afectan nuestro bienestar, en todo momento estamos haciendo política.

Cambiar la perspectiva de la política, en un criterio más amplio, nos llevaría a no denostar su verdadera naturaleza.

No podemos rehuir más a nuestra participación en la vida pública, mucho ayuda el entender que hacer política, es más usual de lo que creeríamos en la cotidianeidad por todos y no solo es un “deber” de los políticos.

Al optar por la participación a conciencia, podemos ejercer nuestro derecho a mejorar nuestro entorno y a tomar mejores decisiones al momento de decidir con nuestro voto, seríamos más activos y no dejaríamos que siguieran sucediendo situaciones de descontento, seríamos menos apáticos a lo que acontece en nuestro entorno, accionaríamos nuestro modo de ser solidarios y, sin darnos cuenta, forjaríamos una mejor sociedad para la vida.

Hacer la prueba no cuesta tanto, hay que ver las cosas desde otra perspectiva, aplicar una visión más optimista, accionar nuestro pensamiento positivo, no dejar a otros que tomen las decisiones por nosotros, levantar la mano cuando sea necesario y accionar cuando nos competa hacerlo.

Cambiar la situación de nuestro entorno nos compete a todos, quejarnos no resolverá nuestros problemas, involucrarnos en la solución sí.

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