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Amor por los animales

Amor por los animales
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¿Y quién es Usted?
Por: José Ruíz Mercado

Me recuerdo en el balcón de casa en una calle con poco tráfico jugar a los viajes marítimos interestelares con mi perra Chula desde niños juntos volando en la imaginación plena.

   Me recuerdo. Te recuerdo. A lo lejos se veía un automóvil venir. Entonces la imaginación se alimentaba. Naves extrañas se acercan. Alerta. Desconocemos su procedencia. Te recuerdo.

   Llegó un día. La calle se volvió avenida. Chula se comió una mosca, la cual no soportó su estomago. Voló junto con ella. El balcón dejó de iluminarse. Ya no había viajes marítimos ni espaciales mientras los automóviles se convirtieron en la razón de ser de la avenida.

A los meses llegó Toby, menos imaginativo, más de barrio. Gustoso de pescado dorado, de correr entre los automóviles, de acompañarme a la escuela para luego regresarse.

   Nos cambiamos. Ya no recuerdo si la casa era más chica. Toby se divertía en la taquería de al lado. Los de tripa le gustaban. Las tarde noche salía corriendo por su ración nocturna. Ya le llegaría la cuenta a papá. Luego nos cambiamos de nuevo. Luego cambió de residencia, luego…

   Retomo esto para no olvidarme de un día como este: 21 de julio. Un día en el cual recordamos de la integridad de la vida. Fermín Salvochea escribió: El amor por los animales eleva el nivel cultural del pueblo. Sigmund Freud alguna vez dijo la grandeza de tener un perro cerca. Quién tenga un perro jamás necesitará del psicoanálisis. Freud tuvo varios canes, pero, el más cercano fue Jofie.

   Los canes. Los perros. Los entrañables. Quienes alguna vez se ha dicho, por su fidelidad, ser los mejores amigos, pero, a quienes se les ha jugado pésimo: se les hacina en la perrera, se utilizan como experimento, se les olvida en las calles. En 1957 se experimentó en un viaje espacial, Spútnik 2, con una perra de nombre Laika.  

   A la fecha muchos perros se han hecho famosos por su intervención en la sociedad humana, por su proceso de leyenda; desde quien ha intervenido en momentos críticos como Balto, quien durante la epidemia de difteria en 1925, llevó a los rincones más apartados medicamentos. En su nombre se han realizado tres películas: Balto, Balto 2 (En busca de tus raíces), Balto 3 (aprendiendo a volar)

   Barry, el San Bernardo heroico en las montañas de Suiza. Stubby (Sargento Stubby), quien rescató heridos y evitó el envenamiento en la primera guerra mundial; sin olvidar a la heroína del sismo en México, a Frida, la Rescatista Mexicana.

    Los canes con su lealtad, quienes han pasado a la historia; Greyfriars Bobby, quien resguardó la tumba de su amo (el cementerio que le dio nombre) y que dio origen a una novela, en 1912, cuya autora Eleanor Atkinson (1863/ Noviembre 4 de 1942) le da voz al pensamiento del perro. Una novela magistral, para su tiempo, una técnica que luego generó historia. No es que el perro hable, sino lo que el perro piensa. Fue la base para la película de Dan Chaffey, en 1961. Posteriormente vino otra: Bobby, el Guardián del Cementerio, en 2006. Y si hablamos de perros fieles, usted recuerda Hachiko, que tuvo su versión cinematográfica con Richard Gere. Un excelente filme.

   ¿Y Rin Tin Tin? ¿Alguna vez lo vio en el cine o la televisión? Remontémonos a la Primera Guerra Mundial. Duncan rescató a dos cachorros y a su madre de una perrera militar abandonada por los alemanes. A los cachorros los llamó Rinty y Nannette. El 1921 logra introducir a Rinty a la naciente industria cinematográfica; lo apodaron Rin Tin Tin. Entre 1922 y 1931 se realizaron varias películas. Sus hijos lo continuaron. Su huella está estampada en el Paseo de la Fama, en Hollywood.

Los grandes famosos. Para mí, el más grande se llamó Pelos. Rescatado de la calle una noche lluviosa. Los médicos no le daban más de seis meses por su desnutrición y su incipiente problema renal. Once años convivimos. Once años hasta que un 27 de marzo sus riñones ya no pudieron trabajar.

   Escribió Freud acerca del coeficiente intelectual, tanto de los perros como de los gatos, bastante alto para que un humano los pueda comprender. La diferencia entre uno y otro, es que, la autoestima del perro es baja, por eso, la fidelidad y el amor tan grande. Por eso, a pesar de los regaños, siempre serán inseparables. En el gato la autoestima es muy alta.

   Freud escribe de los maltratadores de animales como seres primitivos, auto desvalorizado, sin identidad propia. Con miedo a la inteligencia externa. De ahí su crueldad.

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