SOCIEDAD Y OTROS DEMONIOS
Susana Aceves Ascencio
¿Qué estamos dispuestos hacer para lograr el éxito profesional?
La complejidad del ser humano es difícil de explicar, a ciencia cierta nunca entenderemos porque hay comportamientos tóxicos y nocivos hacia otras personas.
El ego, la envidia, el rencor, el sentirnos superiores nos pueden cegar y llevarnos al abismo de nuestros más oscuros instintos y deseos. Cometiendo injusticias, atropellos, mentiras, desacreditación, abusos y cualquier tipo de maldad hacia las personas que brillan.
Hay algunas personas que suelen envidiar los resultados de otros, que en vez de motivarse a lograr los propios, buscan la manera de desacreditar y hacer caer al exitoso con calumnias, engaños, conspiraciones y estrategias malintencionadas. Esto, claro está, sin el mínimo esfuerzo, cero trabajo, sin sacrificios, nada de disciplina y por supuesto, plagiando el trabajo ajeno y pisoteando al otro para conseguir sus metas.
Son personas sin principios, ni valores, con pensamiento mediocre, que solo ven como éxito aplastar al otro. Su motivación es sentirse “superiores” y saberse “mejores”, así como su necesidad de ser adulados por los demás.
En un equipo de trabajo, si no sabemos identificar a estos individuos desde el principio, nos traerán muchos dolores de cabeza y estrés, principalmente. Por ello, es necesario tomar las debidas precauciones, mucho antes de iniciar cualquier trabajo o proyecto profesional.
Situaciones que viví por la inexperiencia y por confiar al instante en todas las personas. Con duras pruebas aprendí que no todos tenemos buenas intenciones, que las alianzas también se hacen para perjudicar a otros, que la cultura del trabajo y del esfuerzo tiene muchos significados para las personas, que trabajar en equipo no es un concepto que todos entienden, que lograr las metas para otros es pisotear a quien se tenga que hacerlo, que presumir lo que no se tiene para sentirse indispensable y utilizar a los demás para hacer el trabajo es parte de sus estrategias, que llevarse los aplausos por los resultados obtenidos y hacerlos propios es parte de su esencia, que el dar las gracias no forma parte de su vocabulario, que las mentiras y desacreditaciones son su día a día, que hipocresía es su segundo nombre y su necesidad de reconocimiento es más grande que su compromiso profesional.
Es una realidad que no todos tenemos los mismos valores como la lealtad, el compromiso, el trabajo, el esfuerzo, el respeto, la dignidad de las personas y, sobre todo, la confianza.
El reto para no dejarnos llevar por situaciones desastrosas y tóxicas, es dejar claras las reglas del juego, los alcances de nuestras responsabilidades, que nos corresponde hacer y que no, la comunicación es elemento esencial con el líder y los miembros del equipo, trabajar la inteligencia emocional todos los días, tener claros los objetivos y no desviarnos del camino por gente malintencionada, no dejarnos llevar por chismes de radio pasillo, si tenemos dudas preguntar al jefe inmediato y no dejar nada por sentado, ya que, por mi experiencia, los jefes no tienen conocimiento de todas las situaciones que suceden en el entorno laboral.
No permitas que las personas envidiosas roben tu paz mental y emocional, hay que ser precavidos al momento de iniciar las relaciones laborales con nuevas personas, separar de las conversaciones la vida personal de la laboral es imprescindible, puesto que no conoces las intenciones de los demás. La convivencia de trabajo te hará conocer a tus compañeros, sus valores y ambiciones, que conlleva tomar la decisión de si quieres iniciar una relación de amistad o simplemente ser colegas de un mismo equipo.
No hay que dejarnos arrastrar por las malas experiencias, estas no deben de modificar nuestra actitud para mal. Recuerda que como dice el dicho “lo que no te mata te hace más fuerte”, confía en tus instintos y sobre todo en ti mismo.