CAFÉ SIN AZÚCAR
Víctor Vish Fernández
No hace mucho que el presidente de México dijo: “Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”; y también mencionó: “Yo no me voy a divorciar del pueblo; vamos a estar siempre juntos”. Y este divorcio ya se dio. La nula empatía con los familiares de los fallecidos y accidentados en la Línea 12 del metro en la Ciudad de México, y su desafortunada declaración en la mañanera del día siguiente: “No es mi estilo, no me gusta la hipocresía, estoy pendiente, solidarizándome con familiares de las víctimas, pero esto no es de irse a tomar fotos, eso ya también al carajo, ese estilo, esa hipocresía”. Solo hace que el propio enemigo de Morena y del presidente Andrés Manuel López Obrador, sean ellos mismos.
De esta forma hundiéndose cada día más su demagogia, en esa necesidad y necedad de vivir en la nostalgia, en el autoritarismo de los años 60, 70, 80, cuando el presidente en turno tenía todo el poder. Mientras en el mundo se habla de energías limpias, aquí el presidente piensa que “esos ventiladores le roban el aire al campesino”. Mientras que los demás países hablan de drones en el planeta Marte, aquí en México el Tren Maya se convierte en capricho de Andrés Manuel López Obrador, y en un ecocidio.
No hay vuelta de hoja, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Los culpables de la Línea 12 tienen nombres y apellidos. Miguel Ángel Mancera, Mario Delgado, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, estos últimos tres que pueden ser presidenciables en tres años; pero ¿podrán dar la cara para pedirte el voto? La corrupción es evidente, desde el autorizó la obra, el que tuvo la idea maquiavélica de comprar material de baja calidad, y a quien ha ignorado el mantenimiento. “Ya chole” con culpar a los demás, “al carajo” sus mentiras. Que nuestra rabia se transforme en un voto responsable. Somos un pueblo guerrero, con un presidente populista de ideas dictatoriales. “Al carajo”, no fue accidente, fue negligencia.
Café exprés. El temor en ser una Venezuela Chavista o de Maduro, o una Argentina de Perón, un Chile de Pinochet, está a una distancia relativa, y son las mismas frases de Andrés Manuel López Obrador que hace que está idea aparezca en nuestra mente. “Pertenezco al pueblo de Venezuela”, Hugo Chávez ante una multitud. “Yo ya no me pertenezco, soy del pueblo de México”, el presidente mexicano en el Zócalo. “O tú estás con la revolución, o tú estás contra la revolución”, Hugo Chávez. “Se está por la transformación o se está en contra de la transformación del país”, el presidente de México.
Refil. Una vez dijo Winston Churchill: “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.