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Onírico
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¿Y quién es Usted?
Por: José Ruíz Mercado

Soñar es un decir. Pensar, volar, lo utopía de la paz. Al final, variable entre la antropología, filosofía, lo teológico. La literatura como vasija receptora. Concebir al mundo por sus múltiples lecturas.
Un 28 de febrero de 1974 sale al público por Editorial Novaro, un libro de Jaime Labastida, un estudio temático de la literatura mexicana: El Amor, el Sueño y la Muerte en la Poesía Mexicana.
Es verdad, ya lo había mencionado en otra ocasión. A veces un libro se vuelve recurrente por alguna razón. Y no es por motivo De las Cuatro Estaciones, editado en 1981 por Siglo XXI; no, por ahí no va a pesar de entrar a esa musicalidad de ensueño.
Sueño, duda metódica, respuesta a lo cotidiano, posibilidad de ampliar la mirada, espejo de las frustraciones. Entre lo científico y lo teológico. Del ritual a la psicología ¿Qué tanto sueñas?
Sueño y vigilia caminan a la par. Funciones fisiológicas de la conciencia social. Hubo un tiempo en la historia de la humanidad en donde no se distinguían. Lo hoy nombrado como “imaginaciones oníricas”, ese proceso histórico del trabajo sobre la naturaleza.
Entre ambos no se excluyen, al contrario, lo soñado forma parte de lo vivido, una de las grandes aportaciones de Freud. Vigilia y sueño son vasos comunicantes, son, esa imaginación onírica.
Ejemplo más claro en la pieza de John Lennon: Imagina. Sé que soy un soñador, pero conmigo hay más. Imagina un mundo sin posesiones, sin fronteras, no hay motivos para matar. De lo vivido (la vigilia) surge la conciencia social (el sueño)
Descartes tanto como Freud están presentes. Ni hablar de Marx y Jung, de la interpretación al mundo interno de la monarquía inglesa con sus crímenes y traiciones según Shakespeare. Del sentir del pueblo a lo Lope de Vega.
La conciencia social es entonces esa lectura de lo cotidiano, la circunstancia primera en la historia del individuo, la suma de las microhistorias, la importancia de los estudios de vida, posibilidad de comprender al uno como parte del todo.
La interpretación simbólica ofrece, entre las diferencias otorgadas por las estructuras del pensamiento, la posibilidad de revisar, lejos de un mecanicismo mediático, la necedad de creer en una similitud de pensamiento por la época.
Lectura de lo cotidiano encierra un espacio ideológico. Entre Calderón de la Barca, Lope de Vega, Cervantes, Sor Juana existen diferencias nada sutiles en la lectura de su vigilia. No es el formar parte de un tiempo lo que forma la conciencia, sino la respuesta ideológica que la crea.
El juego de las ideologías, la dialéctica producida en los grupos, la lucha por controlar el pensamiento provoca religión y política. Las hegemonías acorde a lo estudiado por Gramsci.
Y leo una y otra vez ese libro. Y leo en el ambiente la necesidad de sistematizar la visión del mundo de los autores actuales, de ubicar, estudiar obra, precisar secuencias, de buscar el piso que me sostiene en este enorme condominio con sus departamentos y centros comerciales.
2008, luego 2009 se edita Onírico, Luz y oscuridad en las pupilas de Morfeo, nos comenta de el como los sueños tienen otra secuencia diferente a la vigilia, y nos lleva a alguna de las estaciones del metro.
Luego la pregunta obligada ¿Quién es Sonia? ¿En dónde la vigilia? Sigue lector a ese personaje inmerso en las pupilas del símbolo del sueño. Un doble discurso, rompimiento de lo uno para llegar a otro universo pleno de laberintos, de imágenes multifacéticas ¿Siglo XXI y yo aún no lo había percibido? 
Catalina Miranda nos lleva de un mundo a otro. De la sala de museo a la habitación de un departamento, de la estación del metro (al final de cuenta también es sala) al patio de una casa de pueblo.
Onírico, con dos ediciones, con más de 130 páginas, Editorial Ariadna, actualmente camina las calles internas de la Feria del Libro del Zócalo de la Ciudad de México, en el libre trotar de un soliloquio.

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