Generalidades
Chile – México. Al encuentro de nuestra nieta
A 9000 km de distancia estaba naciendo nuestra nieta. Ya estábamos con los pasajes listos para viajar desde Chile a Guadalajara – México, donde ya había nacido una niña hermosa. No alcanzamos a llegar a su nacimiento. Nuestra hija Gabrielita estaba dando a luz a Sarita un viernes 17 de mayo del año 2024 y la emoción en nosotros; los abuelos maternos, estaba a flor de piel.
Estábamos nerviosos, inquietos y las ganas de verlos, crecían día a día. Queríamos verlos, abrazarlos, tocarlos, Marisol y yo ya estábamos muy ansiosos por llegar. Luego ya en el aeropuerto de Guadalajara, la emoción aumentó y al llegar a casa fue imposible no soltar lágrimas de alegría. Nos abrazamos tanto con nuestra hija y al mismo tiempo ver esa princesita en la cuna, no lo podíamos creer.
El encuentro con la hija, la nieta y el yerno fue maravilloso. Ahí estaban mis consuegros, todos felices alrededor de nuestra nieta. Horas atrás nos separaban tantos kilómetros, pero ya esa distancia no existía, estábamos en casa con nuestra hija. Ya no había palabras, solo contemplar a Sarita; nuestra nieta, y a través de ella, a nuestra hija.
La experiencia de abuelos maternos recién empieza a escribirse y continúa escribiéndose cada día. La distancia no será ningún obstáculo para que en cada momento podamos expresar todo nuestro amor y apoyo y estar presente en su etapa de desarrollo y crecimiento.
De abuelos chilenos con amor hacia nuestra nieta mexicana, dos tierras distantes y distintas y sin embargo, unidas en un solo corazón: Sarita.
Dos tierras distintas y distantes con personas cariñosas y amables, donde crecerá nuestra nieta, estará en brazos de personas bellas y nobles, que como abuelos, no nos queda más que estar agradecidos de Dios por haber permitido este acontecimiento maravilloso y de que nuestra nieta crezca en estas lindas tierras.
El tiempo pasa rápido, en los próximos días ya será su bautizo y la historia continuará escribiéndose y dándonos alegría de verla crecer.
De su abuelito materno chileno Juan Opazo, con amor para Sarita.
Cómo iniciar estas palabras, me hace retroceder unos meses atrás en pensar en la llegada de nuestra querida nieta, que llevaría por nombre Sara. Al pensar en ella era una combinación de sentimientos, deseos, preocupación, amor y ternura. Hasta que llegó el día 17 de mayo del presente año.
Con nervios y felicidad en el extremo sur de América, mi nieta estaba por nacer en América del norte. Llegando rápidamente a este mundo con la dicha de familiares y amigos. Observando imágenes que llegaban del otro extremo de América (Guadalajara-México).
Contando los días y las horas para poder verla, tocarla, contemplarla y observar cada detalle de su hermosura.
Llegó el día de la partida, desde Viña del mar – Chile, rumbo a México. El encuentro con nuestra querida nieta, fruto del amor de Chema y Gabriela; nuestra hija.
Viajamos con mi esposo nervioso, como niños adultos, a un viaje de amor por la nieta recién nacida.
Ya en tierras mexicanas, fue la emoción y el reencuentro con nuestra hija, esposo y nuestra recién nacida nieta, sangre de nuestra sangre y sentimientos difícilmente de explicar. Saber que nuestras huellas en esta tierra seguirán, el contemplar cada detalle de su frágil cuerpecito, de su sensibilidad y de lo paciente que es. Mientras más la observo es inexplicable el amor que inspira. Observar cómo cada día va creciendo al lado de sus padres y abuelos. Es lo más hermoso que Dios nos pudo regalar en esta vida. De su abuelita materna chilena Marisol Almonacid, con amor para Sarita.
Estimado lector, por la entrevista realizada a nuestros hermanos Chilenos, felices abuelitos, Juan y Marisol no queda duda alguna que nuestra descendencia es la mayor felicidad que tenemos el ser humano y que no existen obstáculos para que podamos estar con ellos y verlos crecer. Gracias por sus valiosas opiniones.
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