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¿Y quién es usted?

José Ruíz Mercado

   La historia del arte no termina de escribirse. Día con día se descubren nuevos autores, otras obras, otros caminos. Más aún si historiamos los tiempos actuales, los de la post modernidad.

   La directriz tomada difiere con la actual. Los puntos de vista. Los estilos, las corrientes ideológicas, los sintagmas. Incluso las trampas de la apariencia científica, ventanas como grandes paredes de edificación en condominio.

   Discurso del nacionalismo tardío posterior a la Revolución, después de la mitad del Siglo XX empezó a caer en discurso de campaña. Hablar de modernidad en aras del desarrollo cayó por su propio peso proporcionando la puerta a los capitales extranjeros.

   Todo tiene su momento histórico, toda obra es producto de su tiempo, la respuesta proveniente de un individuo hacia su comunidad; la sensibilidad de conocerse parte de ella, su lectura.

   La polémica, el método, correlación de las herramientas del conocimiento, la lucha de los sectores en pugna; quién obedece a los grupos hegemónicos del arte como un pasatiempo caro, o a lo sumo como terapia ocupacional. Todo fruto de una educación idealista.

   La polémica, el método, la obra es producto del trabajo socialmente organizado, no de un individuo aislado. Sensible a su grupo social, por lo tanto, en ocasiones sin percibirlo conscientemente, nos otorga una muestra de ese devenir: ¿Sociología o Historia?

   Se dijo en los cincuenta de un México próspero, avanzado, producto de las fuerzas revolucionarias, de los discursos sindicales pactando con las empresas transnacionales. Paz y Progreso, el lema porfirista.

   El discurso post revolución ya no tenía mucho por decir. Los grupos estaban en plena recomposición. Gironella, Felguerez, Paz; luego en el teatro Magaña, Carballido, Hernández.

   Vienen más nombres, otra visión de obra. Otro mundo. La modernidad había superado la transición natural para invadir los campos de cultivo, la artesanía por el plástico, los palacios en vecindades.

   Los instantes de cambios cambiaron rápido y sin saberlo. Diez años bastaron para cambiar todo, incluyendo el lenguaje, las estructuras, las técnicas, la lucha de los hegemónicos por el poder.

   El mundo entero pasó por varias guerras sin entenderlo. Varias intervenciones a nombre de la paz, las buenas costumbres, la democracia y el progreso. Como quien dice Porfirio Díaz en tercera dimensión.

   Los nombres, las obras, los silencios, todo podía suceder y sucedió. Los movimientos contestatarios más radicales surgieron por todo el país. Ignacio Betancourt, Felipe Galván, Enrique Ballesteé, Enrique Cisneros, Roberto Vázquez Montoya.

   Los movimientos: CLETA (Centro Libre Teatral Artística), se lanzó con fuerza para llegar hasta el sur de Estados Unidos con los grupos chicanos, principalmente Luis Valdez.

   Cuestionamiento en grande, con toda la fuerza. Retomar el 68 con sus heridas, sus causales, su consecuencia. Miguel Ángel Tenorio, Felipe Galván, y los siguientes.

   Y la historia del arte no termina de escribirse porque cada día se renueva. Cada día se alejan los artistas, quienes tienen una propuesta, de quien sólo es un pasatiempo, o una retoma de paradigmas.

   Lo escribiré pronto. Posiblemente para hablar de mañana. Por lo pronto, estimado amigo. Le invito un buen café.

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